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Medidas educativas para conseguir la igualdad de hombres y mujeres

La violencia contra la mujer es una realidad social y es necesario trabajar desde la educación para eliminarla. Analizando varias propuestas y programas de educadores, así como algunas de las investigaciones citadas anteriormente podemos enumerar las siguientes medidas educativas:

  • a) Medidas para erradicar actitudes de violencia sexista sensibilizando a la comunidad escolar.
  • b) Haciendo prevención sobre el maltrato doméstico y las agresiones sexuales, formando profesionales sensibles con este tema.
  • c) Sensibilizando a la Comunidad Escolar en el principio de igualdad de oportunidades entre hombre y mujeres, divulgando materiales sobre coeducación, promoviendo una presencia equilibrada de mujeres y hombres.
  • d) Incorporando en los proyectos de formación de profesores cursos específicos en coeducación.
  • e) Promoviendo proyectos coeducativos en los Centros.
  • f) Asesorando al alumnado sobre la orientación académica y profesional de manera no sexista, potenciando los intereses, las capacidades, la motivación, independientemente del sexo de la persona orientada.
  • g) Revisando los contenidos curriculares, haciendo visibles a las mujeres y su presencia a lo largo de la historia, analizando los libros de texto, el lenguaje utilizado, etc.
  • h) Eliminando las actitudes sexista entre las interacciones en el aula entre profesorado y alumnado y entre el mismo alumnado.
  • i) Estableciendo una Asesoría específica sobre Igualdad de Oportunidades, ocupada en observar, asesorar, potenciar programas, evaluar resultados, en definitiva, velar para que este principio de igualdad sea real. En algunas Comunidades Autónomas ya existe esta Asesoría, pero sería deseable que se universalizase.

La catedrática María José Díaz Aguado desde 1977  ha realizado una serie de investigaciones con el objetivo de conocer si se ha superado el sexismo y la violencia de género entre los/las adolescentes y desarrollar programas educativos para favorecer la construcción de la igualdad. Después de analizar los resultados obtenidos  afirma que para prevenir el sexismo y favorecer la igualdad se deben de dar las siguientes condiciones:

1º Incluir la lucha contra el sexismo y la violencia hacia las mujeres en el currículo escolar.

2º Favorecer la construcción de una identidad propia y positiva que permita a los/las adolescentes descubrir lo que quieren ser.

3º Orientar la intervención hacia los casos de riesgo ayudándoles a desarrollar habilidades para luchar contra el abuso y la exclusión desde las relaciones que se construyen en la escuela.

4º Favorecer el trabajo cooperativo

5º Integrar la lucha contra la violencia sexista dentro de una perspectiva más amplia: la defensa de los derechos humanos.

6º Ayudar a que comprendan la naturaleza de la violencia doméstica las condiciones que incrementan el riesgo, cómo empiezan, como evolucionan

7º Desarrollar habilidades alternativas a la violencia.

 8º Integran la intervención que se realiza en la escuela en todos los ámbitos de socialización del alumnado, en la familia, en el ocio, en el grupo de iguales.

María José Díaz con el grupo de investigación realizaron un programa, evaluado positivamente, con la  inclusión de actividades como:

1º Construcción de la igualdad, desarrollando habilidades de comunicación, discusión con grupos heterogéneos.

2º Construcción de los Derechos humanos en el ámbito público y en el ámbito privado

3º Detección del sexismo en el lenguaje, en la publicidad.

4º Representación de la violencia con videos, discusiones.

5º Investigación cooperativa de la violencia contra la mujer y una sesión de la discusión final sobre la integración de los temas tratados en la propia identidad.

La autora de este artículo,Pilar  Sánchez Álvarez, realizó el curso 2006-2007 un programa en un Instituto de Murcia, titulado "Taller de Empoderamiento" cuyos objetivos eran:

 1º  Concienciar de las desigualdades existentes entre hombres y mujeres insistiendo en el derecho a la Justicia (tomar conciencia de todos los factores que influyen sobre la vida de las personas)

2º Fomentar  la autovaloración del alumnado para ganar poder de decisión sobre su propio destino.

Las  actividades  realizadas con el alumnado para la consecución de los objetivos fueron:

1º Trabajar los Derechos humanos. Se entregó un díptico de los Derechos Humanos con una ficha de trabajo. Se realizó una actividad sobre ellos.

2º Se proyectó un video sobre violación de derechos humanos, especialmente la violencia sobre la mujer, realizado por el alumnado del Instituto colindante.

3º Se impartió una charla de 15 minutos sobre la violación de los derechos humanos con las mujeres entregando un informe elaborado por el Departamento de Orientación. "Sensibilizar  sobre  la situación de la mujer en el mundo."

Se  trabajó este apartado:

Buscando situaciones en el mundo sobre desigualdades de la mujer a través de  revistas, o bien por Internet.

Presentando documentales sobre explotación de la niñas en algunos países.

 Reflexionando sobre la violación de los derechos humanos que supone la violencia de género, con reportajes, películas o material fotográfico.

4º Se realizó un mural con frases elaboradas por el alumnado contra la violencia hacia las mujeres.

5º Se trabajó una ficha de autoconcepto y autoestima en el aula.  Se realizó ejercicios de autoconfianza. Se potenció estados de ánimo positivos.

          Los resultados de este taller, una vez realizada la evaluación de los profesionales de la enseñanza, tutores y tutoras, así como del propio alumnado, fueron positivos.

Marina Subirats, (1998) al hablar de la Igualdad de Género y Educación, propone la es necesidad de  actuar desde la sociedad civil, desde el profesorado, desde las familias y desde las instituciones para conseguir la igualdad. Propone:

1º Hacer el máximo esfuerzo para que niñas y niños vayan a la escuela, al menos en las edades de escolarización obligatoria.

2º Afirmar que niñas y niños acudan a los mismos centros educativos y compartan las mismas aulas.

3º Promover el acceso de las niñas en igualdad de condiciones a todas las formas de cultura, conocimientos, actividades, recursos, juegos deportes, etc. a los que tienen acceso los niños.

4º Analizar los elementos de poder y autoridad, de uso de lenguaje, de uso de los espacios y los tiempos, los libros de texto, el currículo oculto, las formas de deporte, etc. presentes en los Centros Educativos.

5º Establecer un plan de trabajo para modificar las pautas sexistas.

6º Modificar la distribución de poder en los centros.

7º Rescatar e introducir sistemáticamente la figura de mujeres que tuvieron relevancia en algún ámbito de la cultura o la sociedad

8º Rescatar  e introducir sistemáticamente elementos característicos de las tareas de género. Eliminar los estereotipos de género en la elección de estudios profesionales.

9º Enseñar a las niñas a participar con eficacia en los juegos y deportes típicamente masculinos.

10º Reconsiderar toda la cultura escolar a la luz de valores tradicionalmente femeninos.

          Esta profesora resume todo lo anterior en: "que las niñas y los niños tengan los mismos recursos y oportunidades para su educación y que vayan desapareciendo las barreras de género, que prescriben o prohíben unos comportamientos y otros en razón del sexo."

Cuando se pretende trabajar la igualdad de hombres y mujeres se debe tener en cuenta que los contenidos debe estar relacionados  con la identidad, el género, las relaciones de género y estructuras de poder, la construcción sociocultural del sexo y género, las masculinidad y feminidad, su relación con la desigualdad, roles y socialización, agentes de la socialización. También es interesante conocer las teorías feministas,  la relación de salud y mujer,  y sobre la violencia hacia la mujer, la génesis de esta violencia, consecuencias del maltrato,  o tipos de violencia.

En el campo de la educación sería necesario adquirir competencias como la habilidad para detectar problemas en los que incida la categoría de género, la capacidad de integrar la perspectiva de género en el ámbito de la educación, capacidad para trabajar en grupo y de modo cooperativo, competencias de análisis en el espacio y organización escolar, etc. Pero ante todo, se necesita sensibilización hacia este problema, reflexionar sobre él  y estar en disposición para cambiar la sociedad transformando los prejuicios y los estereotipos sexistas.

Miguel Bazdresch (1998): escribe: "Educar es un acto y un proceso, mediante el cual las generaciones adultas proporcionan a las generaciones de niños y niñas la oportunidad de conocer y apropiarse de los ideales, la identidad, los valores, las costumbres, los conocimientos y las creencias (toda la cultura) de la sociedad en que viven. Es un proceso interior de cada persona del cual sólo ella es responsable... mediante el cual se construye el propio y personal sentido de la vida, del mundo y de sí misma... y adquiere la capacidad de transformar (enriquecer y modificar) ese sentido por si misma y junto con sus contemporáneos."

El mismo autor define el currículum oculto de género como el conjunto interiorizado y no visible, oculto para el nivel consciente, de construcciones de pensamiento, valoraciones, significados y creencias que estructuran, construyen y determinan las relaciones y las prácticas sociales de y entre hombre y mujeres.

Este currículo oculto de género está presente en todas las culturas, está dentro y fuera de la persona y de las instituciones. Al estar formando parte de la cultura juega un papel esencial en la socialización de los niños y de las niñas.

Las bases de este currículo oculto de genero, según Ann Iovering y Gabriela Sierra,  están en el androcentrismo (la percepción profunda de que la cultura y la historia se han vivido, estructurado y comprendido desde la visión masculina en diferentes ámbitos), el esencialismo ( racionaliza y legitima la creencia de que la naturaleza biológica es la que determina lo que es natural/antinatural entre los hombres y las mujeres y la polarización de género) y la polarización de género (es hacer de la percepción histórica de la diferencia entre  los hombres y las mujeres es  el organizador para la vida social, para la expresión de los sentimientos y para la experiencia erótica). 

Estas autoras Ann Iovering y Gabriela Sierra, afirman que este currículo oculto de género esta íntimamente relacionado con la educación formal y no formal, y que es mediante la educación como se instaura.  Afirman: "queremos ahora resaltar (hacer visibles) las consecuencias en la formación de las personas si los maestros y las maestras no son conscientes de su capacidad de reproducir valores, actitudes, con conductas y habilidades sociales sin la crítica necesaria para que la educación sea verdaderamente un apoyo para la transformación de la sociedad"

Esa transformación social debe estar exenta de creencias sexistas, de actitudes peyorativas hacia la mujer, donde todos y todas sean iguales.

Hoy se afirma la  no existencia  del sexismo en la educación, que eso era cosa del pasado, pero ya hemos indicado anteriormente  los trabajos de investigación y los artículos que se ocupan de este tema porque es un hecho de plena actualidad y una triste realidad.

Desde este contexto, se puede  encontrar   preguntas,  en ocasiones y aparentemente  sin respuesta alguna, como: ¿Es que no se ha superado el sexismo? ¿Es que las mujeres siguen buscando más cotas de igualdad y esto perturba a los hombres? ¿Es que el hombre no se ha adaptado a los cambios en la sociedad?   ¿Debe la educación plantearse de nuevo estos temas? ¿Se debe caminar hacia una educación no sexista? ¿Se plantea el profesorado estos temas? ¿Se ha reflexionado sobre el origen de la violencia contra la mujer? ¿Se limita la sociedad sólo a condenar hechos aislados y no entrar a preguntarse por las causas de esta violencia? ¿Relaciona el profesorado la violencia con esas actitudes sexistas?

Sandra Araya Umaña, (2004) profesora de la Facultad de Ciencias de la Educación de Nicaragua, afirma: "El reconocimiento de las expresiones del sexismo comporta un desafío educativo en la medida que la educación debe contribuir a su superación. La tarea es compleja pues la educación es parte de un proyecto global y, por ende, es imposible separarla del contexto social en el que se inserta. Sin embargo, los cambios operados en las últimas décadas en la condición de las mujeres, así como la inclusión de la equidad en la agenda nacional e internacional, obligan a un replanteamiento del devenir de los sistemas educativos. Es en este sentido que las actitudes y las creencias de los y las docentes deben ser revisadas con el fin de que (re) descubran el carácter construido de lo considerado como natural para que así visualicen las desigualdades que encubren estas naturalizaciones. La herramienta analítica que provee esta reconstrucción, es la categoría del género en la medida que constituye una nueva veta teórica en la explicación de la desigualdad de las mujeres.". Sin ninguna duda, esta autora reclama una educación liberada de actitudes sexistas que emponzoñan la sociedad.  

El sexismo, presente en la sociedad actual de forma sutil, es una forma de discriminación que utiliza al sexo como criterio de atribución de capacidades, valoraciones y significados creados en la vida social. Es decir, y según la profesora de la Universidad de Buenos Aires, Graciela Morgade (2001),  la sociedad ordena la realidad en dos cajones que respectivamente se señalan "esto es lo femenino" "esto es lo masculino" y, al igual que otras formas de discriminación, tiende a encorsetar a las personas en parámetros impuestos.

Hoy en nuestra cultura está conseguida la igualdad legal pero dista mucho la igualdad real. La diferenciación sexista afecta a las mujeres y a los hombres, pero es la mujer la ocupante del rango inferior. Marina Subirats (1999) afirma que fue la distinción teórica entre sexo y género, introducida en la década del 70 por los estudios feministas, (como pudimos explorar en el capitulo segundo de esta obra) la que colocó las particularidades de lo femenino en el sistema educativo e inició con ello un nuevo debate acerca del papel que cumplía la educación en la perpetuación y reproducción de las desigualdades entre mujeres y hombres. Y Marta Lamas (1999) escribe que el género es el conjunto de ideas, representaciones, prácticas y prescripciones sociales que una cultura desarrolla desde la diferencia anatómica entre los sexos, para simbolizar y construir socialmente lo que es propio de los hombres (lo masculino) y lo que es propio de las mujeres (lo femenino)

La modificación de los libros de texto, los cambios en el lenguaje, la modificación del currículum, entre otras, el vigilar las ilustraciones, el dar normas, el imponer leyes no basta, no es suficiente para conseguir la Igualdad.

 Para construir una sociedad más justa e igualitaria se debe reformar el currículo potenciando la corresponsabilidad en la vida familiar, la convivencia interpersonal y la ética del cuidado de la casa, atención a menores, a mayores.

Una política de igualdad va más allá de la precisión gramatical de género, implica esto, pero a la vez actuaciones de socialización en edades tempranas, una orientación profesional y escolar atendiendo a sus capacidades y motivaciones y no a su sexo. Pero sobre todo, es necesaria la concienciación del profesorado.  Araya (2001) ve la necesidad de un profesorado crítico y reflexivo acerca de las prácticas sexistas que imperan en la educación para así poder transformarlas.

 Pero alguna parte del profesorado no percibe esta necesidad y cuando se le pregunta si trata por igual a niñas y a niños, su respuesta es afirmativa; no tienen conciencia de transmitir esas actitudes sexistas en el aula, y cada vez es más necesario sensibilizar y formar al profesorado para conseguir una educación igualitaria no sólo en oportunidades sino en resultados.

 

 

Si te interesa este blog, tengo otro en http:// el mosaico educativo.blogspot.com 

1 comentario

anonimo -

Quien se va a leer todo esto?
un resumen porfavor!!!