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La revelación y la fe en el Antiguo Testamento y en el Nuevo Testamento

La revelación y la fe en el Antiguo Testamento y en el Nuevo Testamento


 

Pilar Sánchez Alvarez

 

 

 

 
   

 


La revelación y la fe en el Antiguo Testamento y en el Nuevo Testamento

Pilar Sánchez Alvarez

 

Los cristianos creemos que a través del Antiguo y el Nuevo testamento Dios se ha revelado  y se ha manifestado como un Dios que se ocupa de los hombres con un amor infinitamente misericordioso.

En la Constitución “Dei Verbum”, promulgada solemnemente por Pablo VI, el dieciocho de noviembre de 1995, en el capítulo I en el que se ocupa de la revelación en sí misma dice:” Plugo a Dios revelarse a Sí mismo y manifestar el misterio de su voluntad hablando a los hombres como amigo. Esta revelación se realizó con hechos y palabras íntimamente enlazados y resplandecen en Cristo, mediador y plenitud de la revelación”.  

En al misma Constitución, en el Capítulo IV  se afirma: “Dios, al buscar y preparar la salvación humana, se reveló por medio de los Profetas, al pueblo hebreo, que había escogido, y por esto las palabras contenidas en el antiguo Testamento tiene valor perenne” Es decir,  para comprender esa comunicación de Dios hay que estudiar estos dos momentos en la historia de la salvación.

 

Se debe aclarar que significa Revelación. En cuanto palabra dirigida a los hombres supone una relación interpersonal, Dios que habla al hombre, se presenta como testimonio de Dios, y como lugar de comunicación. Pero a la vez esa comunicación, autocomunicación de Dios a los hombres, se da en la historia, asume la forma de donación acompañada de gestos. Si analizamos el sentido    etimológicamente, "revelación" viene del verbo griego "apocalyptein" y de éste al latino "revelare". Su significado, en el lenguaje común, es dar a conocer lo que estaba previamente escondido. Es el acto de una comunicación inesperada, de un conocimiento con hondo significado vital. En el sentido teológicamente es la manifestación libre de Dios al hombre dentro del marco histórico. Es gratuita y aporta novedad sobre Dios que llama al hombre a la fe y de este modo lo justifica.

 La revelación tal y como la entendemos tiene unos elementos característicos que la configuran ontológicamente:

-      Dios revelándosenos por pura iniciativa suya

-        - El hombre con capacidad de acoger y responder en libertad (fe).

            - Contenido objetivo revelado.

   Para Baltasar1 es importante mantener unidos la palabra y los gestos porque de lo contrario, se puede caer en palabras y amor abstractos o en una concepción práctica y egoista.

Dios se da a los hombres a lo largo de la historia,, haciendo de ella una historia de salvación.  En la Constitución DV se afirma:

“ El plan de la revelación se realiza por obras y palabras intrínsecamente ligadas; las obras que Dios realiza en la historia de la salvación manifiestan y confirman la doctrina y la realidades que las palabras significan; a su vez las palabras proclaman las obras y explican su ministerio” Por eso la revelación cristiana se presenta como una historia de la salvación, en la que las palabras y los acontecimientos están relacionados intimamente. .El carácter histórico de la revelación hace necesario las mediaciones personales, es necesaria una interpretación continua del mensaje salvívico”.

  En el número 5. de DV  Se afirma: “ Cuando Dios se revela, el hombre tiene que someterse con la fe ( cf. Rom 16, 26; Rom 1,5; 2 Cor 10, 5-6). Por la fe el hombre se entrega entera y libremente a Dios, le ofrece “el homenaje total de su entendimiento y su voluntad”2 . Es decir, que en esa relación de Dios a los hombres, Dios se revela y el hombre responde con fe. Este es el motivo de relacionar Revelación y Fe.

 

Por lo tanto, el objeto de la fe no es una realidad abstracta , sino una persona viva, plenitud de verdad y sentido. Es la respuesta libre del hombre al don de Dios.

 

El propósito de este estudio es ver la revelación y la fe en el Antiguo y Nuevo testamento para analizar algunas diferencias de estos dos conceptos entre judíos y cristianos.

El nuevo Testamento ha asumido la revelación y la dimensión de fe presente en el Antiguo testamento y por  este motivo, es necesario entender uno para llegar a la culminación del otro.

 

 

La revelación en el Antiguo Testamento

Desde los orígenes, donde se relata el paraíso terrenal y de la caída del hombre3, descrito mediante imágenes, se pone de manifiesto, esta revelación de Dios a los hombre. Este relato es fruto de una larga reflexión de Israel, que comprende su pasado a la luz de las obras llevadas a cabo por dios en la Historia.

Cuando Dios se manifiesta   a los hombres, lo coloca en el centro del jardín, superior a las demás criaturas, y su relación es de personas amigas. Dios llama al hombre, un ser limitado en inferior a él a vivir a su mismo nivel, pero le pone una condición, debe aceptar esta invitación divina.  En el Concilio Vaticano II en la Dei Verbún se recoge: Queriéndose abrir el camino de la salvación sobrenatural, se manifestó, además, personalmente a nuestros primeros padres ya desde el principio4.

Fries, H5 afirma” Con Abrahán nace la historia de la salvación propiamente dicha, que consiste en la elección  de un pueblo por parte de 5Dios como instrumento para la realización del plan salvífico , una vez que la humanidad era incapaz de reencontrar por sí sola la comunión con Dios perdida por el pecado”. Esta revelación que comienza en Abrahán está totalmente proyectada hacia el futuro, es una revelación como promesa .

Dios espera una respuesta basada en la fe y la obediencia; toma la iniciativa, se la hace a un mediador  hacia su pueblo y este mismo dios se implica en la alianza establecida entre ellos.

Esta revelación también está presente en Moisés., aunque este parece dudoso a la hora de aceptar  Dios lo elige para liberar al pueblo de Israel de la esclavitud, convirtiéndose este acontecimiento como el hecho fundamental en la historia de salvación del A.T. Estable una alianza con el, en la que Dios se manifiesta y se comunica, revela su nombre , lo elige como pueblo y de esta experiencia nace la fe de Israel.  Von Rag6 afirma que de esta experiencia, en el que el pueblo de Israel, constata la intervención salvífica de Dios  tiene origen el monoteísmo biblíco.

Posteriormente viene la tentación de la idolatría, Ex 32, 1-6, en la que el pueblo trata de salirse de la economíaa salvífica y buscar la salvación por sus propios medios.

Ya en tierras de Canaan, el pueblo se enfrenta a la idolatría por la fascinación que tiene del culto cananeo, a impostar la propia vida política similar a la de los pueblos vecinos, eligiendo reyes, olvidando la concepción teocentrica del pueblo de israel, aunque Dios no rechaza esta elección humana. Y en este período aparecen los profetas para devolver al pueblo la vocación y su misión .

Analizando el desarrollo de la historia de Israel podemos identificar los rasgos de la Revelación en el A. T.

1º Es un revelación interpersonal entre Dios y el hombre

2º Esa relación se produce por iniciativa de Dios6

3º la religión del A. T. Es la religión de la palabra escuchada

4º Esta palabra exige Fe y cumplimiento

5º Esta revelación está orientada hacia el futuro, adquiriendo un carácter escatológico y mesíanico.

6º Esta revelación exige una adhesión personal, como respuesta del hombre a dios que se revela

7º Es una actitud de fe confiada  Is 40, 30-31

8º Es tomar conciencia de que Dios es el garante de la fe. Is 8,17

9º Es el convencimiento de la necesidad de conversión Is 30,15

Se puede concluir que la fe en el Antiguo Testamento es escucha, confianza y adhesión al Dios de las promesas. Al Dios fiel, la roca firme sobre la que el hombre puede asentarse.

La revelación en el nuevo Testamento

Toda la revelación del A. T.  Hacia que el pueblo esperara la promesa de Dios de la venida del mesías,, una orientación hacia el futuro. En el N. T. es el cumplimiento de la revelación.

 Rigaux y Gralot7 afirman “Para la perspectiva  neotestamentaria  la dinámica principal , es por el contrario, la del hoy, la del presente realizado, y cumplido en Jesucristo , el acontecimiento que en él se manifiesta.”

Jesucristo es la plenitud de la revelación de Dios tanto desde el punto de vista histórico como desde el punto de vista ontológico, porque Cristo es la encarnación del Verbo, es la visibilidad y la concreción misma de Dios; ha sido enviado por el padre para comunicar al mundo, con el poder del Espíritu Santo la plenitud de la manifestación divina. 

Por eso se comprende la diferencia que existe entre las dos revelaciones. Es cierto que la dos tienen a Dios como autor principal de esa revelación, que las dos tienen el mismo objeto que es la revelación salvífica del hombre, y que están en línea progresiva, pero el N.T.  da un salto cualitativo del A.T. cuando consideramos a Cristo como cumplimiento y plenitud de la revelación.

Para el cristiano todo se ha revelado y cumplido en Cristo, por lo que ya no hay que esperar ninguna revelación pública antes de su manifestación. Esta revelación es inmutable y definitiva.

Dios Padre, Dios Hijo, Dios Espíritu Santo, que es amor, puede darse en totalidad y en verdad del amor, que ha comunicado a los hombres en Jesucristo. Unos hombres heridos en lo más íntimo por el pecado, carentes de amor y Cristo los salva  Y este hombre, totalmente vivificado por el Espíritu que, como respuesta perfecta del hombre a la autocomunicación divina ,  da a conocer lo que nosotros somos y lo que estamos llamados a ser.

Jesús es la realización y expresión tanto de la fidelidad de Dios a sus promesas como de la respuesta de fe y de docilidad del hombre a la palabra de Dios. Por tanto, en el NT la fe es el acto del que cree en el Evangelio predicado por jesús , lo que implica la adhesión a sus persona como objeto del anuncio mesíanico. En esta de tiene como elementos esenciales la confesión, la obediencia y el conocimiento. En unión con la esperanza y el amor, informa todas las virtudes morales configurándoles un sentido nuevo, en relación con un nuevo principio y in nuevo fin.

 

Una vez esquematizado la revelación y la fe en el A.T y en el N.T. pasamos a diferenciar algunos puntos que ditinguen a los judíos de las cristianos.

1º Su :concepto de Dios. Las dos creencias son monoteístas,  el mismo Dios vivo habla a todos en la Biblia, tanto en el Antiguo como en el Nuevo Testamento, y su acción salvífica atañe a todos los hombres.  pero se distinguen en:

 

Judíos: La creencia fundamental es la existencia de un Dios, que es uno, único, eterno, creador y sostén de todo, juez, padre, inmaterial, incorpóreo pero que es activo y vinculado directamente con Su obra.. Nada está fuera de Su poder y dominio, y nada hay que se le oponga realmente. El rasgo principal de la fe judía es la creencia en un Dios omnisciente, omnipotente y providente, que habría creado el universo y elegido al pueblo judío para revelarle la ley contenida en los Diez Mandamientos y las prescripciones rituales de los libros tercero y cuarto de la Torá. Consecuentemente, las normas derivadas de tales textos y de la tradición oral constituyen la guía de vida de los judíos, aunque la observancia de las mismas varía mucho de unos grupos a otros.

 

Cristianos: Se cree en un sólo Dios  verdadero, con todos los atributos del Dios del A. T. pero  formado por tres personas distintas : Padre, Hijo y Espíritu Santo. Las tres personas son un solo Dios. Esta visión trinitaria es la esencia fundamental de ese único Dios.

La promesa escatológica de la Nueva Alianza (Jr 31, 31-34) implica la restauración de la Alianza en su esplendor original, roto por la infidelidad del hombre. La misma alianza es la que es inaugurada con Abraham, confirmada en el Sinaí, y restaurada por Cristo.

 

 

 2º Su concepción  del Mesías

Judios. Nunca el mesias sería Dios. El mesías no viene a liberarlos de la Ley  porque es la ley la que los mantiene en un pacto eterno con

Los judíos La idea mesiánica en el Judaísmo es una de paz mundial y un tiempo de espiritualidad y relación profunda con Dios. Esto todavía no ha ocurrido.

 

Cristianos: El Mesías es Cristo, verdadero Dios y verdadero Hombre. Con el Concilio de Calcedonia (451) enseña la Iglesia: Jesucristo «es perfecto en la divinidad y perfecto en la humanidad, verdadero Dios y verdadero hombre», por lo cual sus dos naturalezas en él –Hijo de Dios encarnado- están unidas «sin confsión».

Mussner 8reflexiona: “En conexión con la reflexión cristológica después de Auschwitz, queda patente la necesidad de precisar la formulación conciliar «verdadero hombre» con la siguiente ampliación: verdadero judío. Pues, según su naturaleza humana, Jesús fue judío”.

2º  Concepto de la religión religión

Judíos:,  se considera no sólo como una religión, sino también como una tradición y una cultura.de un pueblo específico. El judaísmo no exige de los no judíos unirse al pueblo judío ni adoptar su religión. La religión, la cultura y el pueblo judío pueden considerarse conceptos separados, pero están estrechamente interrelacionados. La tradición y la cultura judía son muy diversas y heterogéneas, ya que se desarrollaron de modos distintos en las diferentes comunidades, y cada comunidad local incorporó elementos culturales de los distintos países en los que vivieron los judíos a partir de la dispersión.

Cristianos: trascienden varias naciones y culturas.  

 

 

 

            3º la presencia de intermediarios entre Dios y el hombre

Los judios aceptan  que la Tora prohíbe usar un intermediario para orarle a Dios. Esto esta en los diez mandamientos cuando la Tora prohíbe servir a otros dioses “delante o antes de Mi.”  Siempre van directos al creador del mundo entero.

 

 

El judaísmo no puede aceptar una mediación encarnada entre el Creador y la creación. Dios y sus manifestaciones no pueden ser mediatizados, pero sí interpretados. Y el intérprete es la Torah.

Cristianos: Dios Hijo se hizo hombre que se encarnó en una virgen  y es, en cuanto hombre y en cuanto Dios, el que permite

 

4º El Reino de Dios

 La esperanza mesiánica judía suele caracterizarse como terrestre y nacionalista. Su mesías no podía ser Dios porque se opone a su concepto de Dios

¿Por qué los judíos rechazan la fe en la mesianidad de Jesús? Porque para un judío no puede haber redención espiritual e individual sin que se produzca un acontecimiento público en la escena de la historia: la venida del Mesías no puede separarse del reino mesiánico, de la paz y de la justicia en el mundo. El judío dirá que la figura del Mesías cristiano tiene el peligro de eclipsar la noción de Reino de Dios. Cristianos Frente a ella -que no tiene sitio para el sufrimiento- el mensaje cristiano aparece como muy distinto: escándalo y locura (1Co 1,23).. Judios esperan la venida de ese reino. La promesa escatológica de la Nueva Alianza (Jr 31, 31-34) implica la restauración de la Alianza en su esplendor original, roto por la infidelidad del hombre.

 

Ese mundo ha sido redimido por Cristo, y por eso el Concilio puede hablar de un mundo que los cristianos creen fundado y conservado por el amor del Creador, esclavizado por el pecado pero liberado por Cristo a fin de que llegue a su consumación (GS 2). De aquí se desprende la actitud positiva del cristiano ante el mundo

Para un cristiano, el Reino se ha manifestado en la persona de Cristo,  y cristianos comparten la esperanza del futuro Reino de Dios

La misma alianza es la que es inaugurada con Abraham, confirmada en el Sinaí, y restaurada por Cristo.

 

 

5º El canon por el que se rigen

La comisión biblica  dice así: “Los judíos obviamente no tienen un "nuevo testamento". De hecho para nosotros no hay un "antiguo o nuevo testamento". Según nuestra "teología", Dios nos dio una serie de mitzvot (normas) llamada Torah y que es heredad ÚNICA Y EXCLUSIVA del pueblo judío.

Las personas no judías pueden leerla e incluso seguir sus leyes si lo consideran pertinente, pero según el contexto judío hay normas que Dios entrega a los no judíos de forma clara y concreta, llamadas las 7 leyes de los hijos de Noah (Noe).

El computo de 24 libros en las Biblias Hebreas es el resultado de la división de los libros en los antiguos manuscritos Hebreos. En contraste, el computo de los libros de muchas Biblias Cristianas está basado en la división de los libros empleada en la "Septuaginta" (la Traducción griega de la Biblia). Ambos sistemas tienen los mismos libros pero simplemente los dividen de modo diferente. Una de las razones para que haya esta diferencia es que algunos de los 24 libros realmente no son un solo libro sino una colección de libros. Por ejemplo, uno de los libros en la Biblia Hebrea tiene un libro llamado Trei Asar ("Los Doce") [también llamado los "Doce Profetas" Menores debido al tamaño relativamente pequeño de cada uno de los libros]que consiste en 12 trabajos individuales cada uno representando las escrituras de un solo profeta . La Septuaginta (y la KJV) cuentan "Los Doce" como 12 libros individuales en lugar de un solo libro grande. Esto es también lo común en las traducciones al Español.

Otra razón para que la Septuaginta (y la KJV, así como las distintas versiones Españolas) cuenten más de 24 libros es que dividen algunos de los libros más grandes en 2 libros separados:

1Reyes y 2Reyes (en Hebreo: Melajim I & II).

1Crónicas y 2Crónicas (en Hebreo: Divrei Hayamim I & II);

1Samuel y 2Samuel (en Hebreo: Shmuel I & II);

Esdras y Nehemías (o en latín 1Esdras y 2Esdras) (en Hebreo: Ezrá o Ezra-Nejemiá).

Desde entonces las ayudas de la Biblia tales como concordancias y léxicos han adoptado las divisiones de la Septuaginta que ha llegado a ser universalmente aceptada para citar versículos usando sus divisiones.

Se llama " canon " (del griego kanôn, " regla ") a la lista de los libros reconocidos como inspirados por Dios y válidos como regla para la fe y las costumbres. La cuestión que nos ocupa aquí es la de la formación del canon del Antiguo Testamento.”

Cristianos

Hay diferencias entre el canon judío de las Escritura y el canon cristiano del Antiguo Testamento. Para explicar esas diferencias, se admitía generalmente que al principio de la era cristiana, existían dos cánones en el judaísmo: un canon palestino en hebreo, el único que más tarde fue retenido por los judíos, y un canon alejandrino en griego, más extenso (se le da el nombre de "los Setenta"), que fue adoptado por los cristianos.

Ahora parece más probable que en la época del nacimiento del cristianismo las colecciones de los libros de la Ley y los Profetas estaban cerradas en una forma textual sustancialmente idéntica a la de nuestro Antiguo Testamento actual.

 La colección de los " Escritos ", por su parte, no estaba tan bien definida, ni en Palestina ni en la diáspora judía, ni en cuanto al número de los libros ni en cuanto a la forma de su texto. A finales del siglo I, parece que entre 22 y 24 libros habían sido generalmente acogidos por los judíos como sagrados, pero sólo mucho más tarde la lista pasó a ser exclusiva. Cuando se fijaron los límites del canon hebreo, los libros deuterocanónicos no fueron incluidos en él.

 Los primeros cristianos eran en su mayor parte judíos de Palestina, " hebreos " o " helenistas " (cf. Hch 6,1): sus puntos de vista sobre de la Escritura reflejarían los de su entorno, pero estamos mal informados a este respecto. Más adelante, los escritos del Nuevo Testamento demuestran que entre las comunidades cristianas circulaba una literatura sagrada más extensa que el canon hebreo.

Cuando el cristianismo se propagó por el mundo helenístico, continuó utilizando los libros sagrados que había recibido del judaísmo helenizado. Sabemos que los cristianos de expresión griega recibieron de los judíos las Escrituras bajo la forma de los Setenta, pero no conocemos con precisión dicha forma, pues los Setenta nos han llegado en manuscritos cristianos.

 Parece que la Iglesia recibió un conjunto de Escrituras sagradas, que en el interior del judaísmo llevaban camino de convertirse en canónicas. Cuando el judaísmo decidió cerrar su propio canon, la Iglesia cristiana ya era suficientemente autónoma en relación con el judaísmo como para no sentirse inmediatamente afectada por ello. Sólo en una época posterior el canon hebreo ya cerrado empezó a ejercitar alguna influencia sobre la opinión de los cristianos.

El Antiguo Testamento de la Iglesia antigua tomó formas diversas en las distintas regiones, como demuestran las distintas listas de la época patrística. La mayoría de los escritores cristianos a partir del siglo II, así como los manuscritos de la Biblia de los siglos IV y siguientes, utilizan o contienen un gran número de libros sagrados del judaísmo, incluyendo algunos que no fueron admitidos en el canon hebreo. Sólo después de que los judíos hubieron definido su canon, pensó la Iglesia en cerrar su propio canon del Antiguo Testamento.

A parte de las diferencias entre el Antigo Testamento y las Escrituras judías, los cristianos tienen el NT formado por 45 libros, que en ningún caso son considerados por los judios,  ya que no admiten a jesús como el meisias.

 

 

Diferencias entre las dos tradiciones. Diferencia de lectura del canón

Además de que la tradición católica integra libros griegos que el canon* judío ignora el texto se sitúa siempre en una tradición hermenéutica* que determina de antemano lo que podríamos llamar el "relieve interno" y, por tanto, las coordenadas de la interpretación.

La expresión AT representa por sí sola un síntoma elocuente.

Cerbelaux8 afirma: “Quiéralo o no, el cristiano aborda siempre el texto bíblico a partir del NT, el cual constituye una relectura (lee la Escritura a la luz de la Resurrección de Jesús. Es el producto de esta relectura lo que el cristiano "canoniza". Así, con la relación que media entre la figura y lo figurado (su realización) el conjunto del AT converge en el télos (cumplimiento-meta) neo- testamentario.

La lectura cristiana tiende a una "sobrevaloración" del elemento profético que detecta "profecías" hasta en los salmos.

Del lado judío, el "relieve interno" del texto se presenta de modo muy distinto. El acrónimo TeNaK sigla formada por la letra inicial de tres términos hebreos, que se pronuncia como una palabra normal) no sólo sirve para designar la Biblia en su conjunto, sino que juntamente proporciona su clave de lectura: aquí el orden es: Torah (Pentateuco), Nebiim (profetas: los "anteriores" -Jos, Jue, 1-2S 1-2R- y los "posteriores" -los libros proféticos-) Ketubim (el resto, en especial los Salmos). Y estos tres círculos concéntricos corresponden a la praxis litúrgica: la liturgia del shabbat se centra en la lectura de la Torah, se prolonga en una "segunda lectura" sacada de los Profetas y, envolviéndolo todo, el canto de los Salmos. Los Nebiim y los Salmos funcionan aquí como comentarios de la Torah: ésta tiene su origen en Moisés, al paso que las otras Escrituras son posteriores.

La lectura judía "oficial" no descuida las secciones narrativas de la Torah, de donde procede el midrás*. Pero se esfuerza en escrutar sus textos legislativos. Con esto prima la halakhá*, lo cual choca a los no judíos. En realidad la Torah contiene los 613 mandamientos divinos que se trata de practicar. El amor de la Palabra entraña, pues, su realización. La halakhá (Misná*, Talmud* y sus comentarios) desarrolla la Torah y persigue su más escrupuloso cumplimiento”.

La lectura judía, que no pretende ninguna coherencia interna, se complace en desarrollar hasta el infinito las más mínimas virtualidades del texto. Esto desemboca en una proliferación del comentario que se justifica con aquello del salmo: "Una cosa ha dicho Dios y yo he escuchado dos" (Sal 62,12).

 

 

 

 

 

 

 

 

 DEQUEKER9  cuando habla del dialogo entre judios y cristianos afirma:  “Digamos que el diálogo judeo-cristiano más que un desafío a la teología es una llamada a la investigación, tanto sobre los presupuestos de nuestra propia teología como de los valores de la tradición judía. Quizá hemos contrapuesto, también, tesis tradicionales a otras -también claras y rotundas repitiendo, eso sí, que el judaísmo es una realidad compleja. Se corre el peligro de sustituir una apologética por otra. - La intención era marcar caminos para investigar las raíces comunes, encontrar en ellas orientaciones para resolver problemas actuales y así dejar venir el Reino de Dios”

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 



1  Baltasar.H.U.von en Solo el amor es digno de fe. 1971 págs.45-55

 

3 Gn 2, 4b-3,24

4 DV,nº 3

 

5 Fries, H. La revelación como promesa. En MSI, págs 239 ss

6 Von Rag, G. Teología del Antiguo Testamento I

7 Rigaux, B y Grelot, P. Revelación en VTB

8  Mussner Jesus von Nazareth: vere homo iudaeus, Catholica 54 (2000) 200- 207.

8  Cerbelaux D.L' importante de la lecture juive de la Bible pour les chrétiens, La Vie Spirituelle 1.49 (1995) 35-43

9 Dequeber, L Le dialogue judéo-chrétien: un défi à la Théologie ? Questions ouvertes et clefs d’interpretation, Bijdragen 37 (1976) 2-35

 

1 comentario

et eetetttetete -

me encanta la historia