feminismo de la Igualdad versus feminismo de la diferencia
FEMINISMO DE LA IGUALDAD VERSUS FEMINISMO DE LA DIFERENCIA
En los años setenta empieza el auge de dos tendencias segregadas del Feminismo radical: el Feminismo de la diferencia y el Feminismo de la igualdad.
En estos primeros años, unas mujeres se lanzaron a la tarea de cambiar las leyes para conseguir mejoras sociales a favor de la mujer, el Feminismo de la igualdad, y otras, el Feminismo de la diferencia, apoyando estos cambios en las leyes, querían cambiar la vida, formando grupos de autoconciencia, produciendo una catarsis y descubriendo lo que era la amistad, y un mundo sin jefes ni maridos.
El Feminismo de la diferencia nace en Estados Unidos y Francia, con autoras como Rosi Braidotti, Helene Cixous, Victoria Sedón, Luisa Muraro y Milagros Rivera. y diverge del Feminismo de la igualdad, con representante como Iris Young, Nancy Fraser, Celia Amorós o Amelia Varcalcel.
El principal punto de la divergencia entre estas dos tendencia es que las feministas de la igualdad consideran que la masculinidad y la feminidad son roles de género construido socialmente y por consiguiente, al ser un constructo creado por la sociedad, perjudica a una parte de la humanidad y en consecuencia, hay que acabar con esos roles de género.
Lo que tiene en común estas dos tendencias, según Victoria Sendón, es liberar a la mujer del segundo plano al que estaba relegada, unas cambiando las leyes y las condiciones para que la mujer fuera valorada y otras cambiando la vida privada de las mujeres explorando en grupos la autoconciencia.
Unas y otras tomaron caminos diferentes, las representantes de la igualdad con numerosa bibliografía, con campañas militares, y apoyos académicos, con abundantes investigaciones sociológicas que han servido para los conocidos planes de igualdad; las feministas de la diferencia con menos bibliografía, aunque con grandes teóricas como Carla Lonzi, perteneciente a la Librería de las Mujeres de Milán, cuestionándolo todo, pensando sobre ellas mismas desde dentro, buscando la libertad desde la diferencia sexual, abogando por identificar y defender las características propias de la mujer.
Muchas feministas de la igualdad pertenecían a partidos políticos de izquierdas, sin embargo, las feministas de la diferencia eran ácratas.
¿Cómo hacer política desde el Feminismo? Sin lugar a dudas hay dos formas de hacer política, coincidiendo con ambas corrientes: igualdad versus diferencia.
Las feministas de la igualdad siguen su camino haciendo leyes y normativas que van mejorando la vida de las mujeres. / Las feministas de la diferencia, trabajan en pequeños espacios para hacerlas visibles, o educarlas, potenciando el propio respeto y aprendiendo cuales eran sus derechos.
Las de la igualdad luchan para conseguir pequeñas emancipaciones económicas, profesionales, domésticas, políticas pero el precio en ocasiones es alto: soledad, agotamiento, triples jornadas, claudicaciones, enfrentamientos y en ocasiones, enfermedad.
Las feministas de la diferencia se plantean el cómo conseguir la igualdad. No se plantean llegar a la política para seguir haciendo lo mismo que los hombres, sino quieren hacer esa política de un modo distinto.
¿Qué modelo tienen unas y otras? Siempre según Victoria Sendón, podemos afirmar:
- Para las primeras, las feministas igualdad, el modelo es el hombre.// El feminismo de la diferencia plantea la igualdad de mujeres y hombres, pero nunca la igualdad con los hombres. No quieren ser iguales a los hombres sino que se cuestionan el modelo social y cultural androcéntrico. Quieren la igualdad ante la ley, igual salario a igual trabajo, y las mismas oportunidades, pero sin aniquilar la diferencia sexual.
- Las feministas de la igualdad afirman que los varones han utilizado esa diferencia para someter a las mujeres, que han usado la capacidad de gestar nuevos seres para tenerlas bajo control,// Las feministas de la diferencia dicen que esto es cierto, pero porque han utilizado las diferencias a favor de la desigualdad. Las diferencias de raza, de edad, de religión, de lengua, de etnia y de sexo han dado lugar a múltiples desigualdades. Pero la diferencia nada tiene que ver con la desigualdad. Se ha contrapuesto igualdad a diferencia cuando en realidad se debe contraponer a desigualdad. No se puede conseguir la igualdad sin mantener las diferencias. La anulación de las diferencias lleva a un modelo único, a un pensamiento único, un modelo dominante y dominador.
Las feministas de la diferencia sostienen que la lucha de clases de la revolución proletaria nunca debería ser el modelo para las feministas porque todo lo que se ha conseguido mejorar en la clase obrera, ha sido en países con gobiernos democráticos. Es necesario conseguir mejoras, pero se tiene que cuestionar el modelo, introducir variables respecto al modelo dominante, para producir un cambio.
Siguiendo el pensamiento de Victoria Sendón se puede concluir:
1º El feminismo de la diferencia no es opuesto al de la igualdad, porque no son contrarios conceptualmente.
2º El objetivo de este feminismo es la transformación del mundo desde el cambio de vida de las mujeres.
3º La diferencia sexual respecto de los varones no constituye un esencialismo que las hace idénticas, sino diversas.
4º El propósito no consiste en ser iguales a los hombres, sino en cuestionar el código secreto de un orden que convierte las diferencias es desigualdades.
5º Los cambios estructurales y legislativos pueden ser un punto de partida pero no de llegada.
6º Crear orden simbólico significa introducir la variable de la diferencia sexual en todos los ámbitos de la vida, del pensamiento, de la política. La variable no es el género, que es un sexo colonizado, sino la diferencia.
7º La complicidad y solidaridad entre las mujeres constituye el bagaje político más poderoso.
8º La lucha por el poder comienza en la autosignificación, la autoridad femenina y el empoderamiento.
9º El objetivo del poder no consiste en conseguir cargos para las mujeres, sino en lograr una representación sustantiva y no abstracta.
10º El pensamiento de la diferencia es una ética fundada en valores que las mujeres tendrán que definirla.
11º El pensamiento de la diferencia sustituye la lógica binaria por la lógica analógica.
12º El feminismo de la diferencia no es una meta, sino un camino provisional. No es un dogma sino una búsqueda, No es una doctrina sectaria, sino una experiencia al hilo de la vida.
El de la diferencia, partiendo de la diferencia sexual, hace una búsqueda de la esencia femenina.
Este feminismo de la diferencia es muy similar al llamado feminismo cultural norteamericano, el cual constata a la mujer como lo absolutamente otro. Resalta las incompatibilidades con los hombres, las reconoce y aviva para estimular una desigualdad y rechazo de lo masculino animando el “affifamento” o el fomento de la superioridad y autoridad de la mujer en la sociedad, impulsando el lesbianismo. Utiliza el psicoanálisis, la exploración del inconsciente para la reconstrucción de una identidad propia, exclusivamente femenina. Critican al feminismo de la igualdad por considerar que asimila las mujeres a los hombres y no logran salir de la dominación femenina.
El feminismo de la igualdad rechaza la búsqueda de la esencia femenina por ser una creación del patriarca, y habla de luchar para conseguir la igualdad con los varones. Este planteamiento es muy cercano al socialismo y una concreción última, tan en boga últimamente, es la lucha por la paridad.
En torno a la polémica igualdad/diferencia la profesora Puleo(2005) de manos de Virginia Wolf con el libro “Tres guineas” afirma que, aunque se opte por la incorporación al mundo de lo público, no se pierda la oportunidad de realizar una aportación transformadora, es decir, hay que reivindicar derechos y accesos a los recursos y examinar, crítica y selectivamente, conceptos e instituciones a la luz de una genealogía del pensamiento androcéntrico. Es un intento de integrar ambos feminismos porque ambos buscan el mismo fin, “Tres Guineas”, son tres partes, dedicadas cada una a la discusión de la conveniencia de donar una guinea a tres asociaciones diferentes, que, según la autora, contribuirían a erradicar la guerra.
La primera guinea es para la reconstrucción de un colegio universitario para señoritas. Su línea de reflexión es interrogarse, si la educación dada a los hombres durante tantos años no ha servido para terminar con la guerra, ¿Por qué convendría que las mujeres también recibieran esa misma educación?
La segunda guinea plantea la reflexión de ayudar a las jóvenes con estudios a conseguir empleo y en la tercera se plantea si conviene que las mujeres formen parten de las asociaciones masculinas que buscan la consecución de los principios de justicia, igualdad y libertad para todas las personas, hombres y mujeres. Todas estas reflexiones abren caminos de discusión, porque aunque se opte por la incorporación al mundo de lo público, debe ser una aportación transformadora, como anteriormente se ha especificado.
Nombres como Ana María Monzón, Clara Zetkin, Clara Campoamor, Nuria Varela, Victoria Kent, Carla Lonzi, Luce Irrigaría, Esther Harding, Victoria Sendón, Ángeles Álvarez, Victoria Camps, Alicia Puleo. Simone de Bouvaoir, Margarita Pisano, Cristina Alberdi… junto a los millones de mujeres anónimas dedicadas al quehacer diario, con sus deseos de igualdad, han puesto las bases, y siguen trabajando, para que las mujeres dejen de ser invisibles y se desarrollen en la sociedad, tanto en el ámbito privado como en el ámbito público, y se eliminen las desigualdades de las mujeres.
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