¿Es el profesorado sexista?
COMPORTAMIENTOS DEL PROFESORADO
Actualmente el profesorado piensa que la escuela no transmite los estereotipos sexistas y esto conlleva a una inhibición ante el tema y a una inactividad en su quehacer educativo por no considerarlo necesario. El profesorado rechaza medidas de discriminación positiva.
Algunos piensan que luchar por la igualdad de oportunidades es una lucha de sexos, o lo minusvaloran como “cosa de mujeres.”
López Valero. A y otros (1999) en “La transmisión de estereotipos sexistas en la escuela obligatoria: análisis del discurso docente y del alumnado y propuestas metodológicas que fomenten la igualdad de oportunidades entre ambos sexos en el área de Lengua Castellana y Literatura”, comprobaron que el profesorado en general no es consciente de la utilización de chiclés sexistas en su uso y en su enseñanza. Afirma que “tanto el alumnado como profesorado no consideran el género como algo relevante para un cambio de pensamiento, por eso no lo tienen en cuenta en su discurso educativo y coloquial, pero indirectamente está influyendo en el comportamiento cotidiano.”
El uso sexista del Lenguaje favorece los procesos de estereotipos y muchos profesores piensan que las actitudes sexista proceden de actitudes sociales y familiares.
Andrée Michel (1996) en el “Sexismo en los libros infantiles y los manuales escolares” estable que una de las formas de sexismo existente en las escuelas estriba en los roles femeninos y masculinos presentes en los libros de texto.
Marina Subirats (1998) señala que desde los años sesenta se puso en relieve la teoría del capital humano y se destacó el hecho de que la inversión educativa es la más rentable de las inversiones, en términos estrictamente económicos, tanto para el individuo como para la sociedad. La educación puede transformar la sociedad.
A pesar de la formación universitaria de muchas mujeres, en el hogar siguen reproduciendo los mismos modelos sexistas tradicionales.
Las niñas han aprendido desde pequeñas, a través de la literatura infantil, de los juegos, de los medios de comunicación, modelos de comportamiento que actúan como organizadores inconcientes de la acción, transmitidos de generación en generación, imitando conductas y actitudes.
Así mismo, el lenguaje contribuye a esto porque se excluye el género femenino en presencia del masculino. Esto se sigue transmitiendo en la escuela y se vuelven a reproducir esas conductas y esas actitudes.
Esta educación es especialmente importante para las mujeres ya que han pasado desde una situación de marginalidad y subordinación, a situaciones de autonomía y con posibilidad de poder tomas decisiones personales y colectivas.
Los maestros y las maestras deben considerar la perspectiva de género como una actitud intrínseca en su labor cotidiana para transformar las actitudes ante los estereotipos femeninos y masculinos basándose en los principios de respeto y equidad, y de esta forma, evitar el sexismo en la educación.
Lameiras,M.; Rodríguez,Y. y Calado.M. (2002) en la investigación: “Evaluación de los estereotipos de género en docentes no universitarios/as”, investigación anteriormente citada, concluyeron:
“1º El trabajo remunerado de las mujeres y la mayor formación educativa (tanto en ellas como en sus parejas) favorece el reparto más equitativo de las tareas domésticas, aunque las mujeres continúan en mayor medida que los hombres desarrollando trabajos domésticos pero comparten en igual medida el trabajo de los hijos/as.
2º Las mujeres siguen asumiendo en menor medida que los hombres puestos de responsabilidad en los centros con lo que eso implica de menor acceso a los ámbitos de gestión de poder.
3º Los hombres siguen siendo más sexistas que las mujeres, pero no solo sexistas hostiles, sino también sexistas benevolentes que implica un tono afectivo más positivo pero en definitiva sigue siendo sexista pues relega a las mujeres a un lugar diferente del hombre y la sigue manteniendo inmersa en los estereotipos de género de madre y esposa.
4º Se comprueba que todavía se dan entre los docentes y de forma más marcado en los /las docentes de primaria, una visión estereotipada de los sexos y con ello la asimetría entre los sexos, en contra de lo que la constitución y las legislaciones sobre educación defienden.
5º Las y los profesionales de la educación de centros privados muestran un mayor nivel de sexismo que sus compañeros de centros públicos, lo que implica que ellos se favorezcan en menor medida de los planteamientos coeducativos.
6º La mayoría de los sujetos valoran negativamente el movimiento pro feminista, lo que muestra en gran medida el desconocimiento de lo que implica y su asociación con radicalismo extremos a través de lo que justifican su descalificación.
Se confirma la presencia de actitudes sexistas hacia las mujeres, tanto en su vertiente más hostil como el benevolente.
Se da más sexismo en los Centros de Educación Primaria, en los docentes de centros privados y en los centros religiosos
Sólo un 37,8% de los y las docentes se Educación Primaria y Secundaria han recibido formación específica sobre coeducación.
Es decir, el profesorado transmite las actitudes sexistas a las nuevas generaciones, de forma inconsciente, pero con sus actitudes, sus creencias y sus conductas están perpetuando el sexismo que creen tener superado, están transmitiendo una de las causa principales de la generación de violencia contra la mujer.
Si analizamos las conductas del profesorado de Educación Física, los aspectos femeninos suelen ser sancionados por este profesorado a menudo de forma inconciente, y la interrelación verbal del profesor o profesora es menor con las niñas que con los niños, e incluso se está dando más esto en las profesoras que en los profesores.
Del niño se espera que cumpla el estereotipo sexual masculino: fuerte, grande, potente, y se espera de las niñas cualidades como suavidad, flexibilidad... El profesorado que refuerce estas cualidades físicas y no otras en cada uno de los sexos, está con estereotipos y roles ligado al género. Se deberá realizar actividades que sirvan para corregir una situación de desigualdad en función del género, favoreciendo los aspectos en los que está menos desarrollado.
Esta intervención deberá realizarse a través de los objetivos potenciando la participación en juegos y actividades estableciendo relaciones equilibradas y constructivas con los demás evitando la discriminación por características personales, sexuales y sociales, así como los comportamientos agresivos y actitudes de rivalidad en las actividades competitivas, y a la vez a través de los contenidos y las actividades de enseñanza en educación física. Igualdad de derechos entre géneros aunque esa igualdad no existe de hecho.
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