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Ficha de teología fundamental Visión general

 Ficha de teología fundamental del tema IV

 

Pilar Sánchez Alvarez

 

1º Consigna las tesis más importantes de las teologías de la “Muerte de Dios”.

 

Esta teología se basa en que no se puede conocer un Dios trascendente, y también, en algunos casos, que no existe. Se inicia con Kant y el teólogo Ritschl, Hume y los empiristas solo se conoce lo que se percibe y por lo tanto, no existe. Nietzche  acuñó la frase "Dios ha muerto" casi un siglo antes que los teólogos de la muerte de Dios. Empezó en el mundo anglosajón, protestante.

 

Entre algunos autores cabe destacar

 

A) Harvey Cox. O la teología de la ciudad secular

 

Trata de la secularización en las grandes ciudades y se traduce en una nueva modulación de la iglesia que conoce:  “En la época actual la política ha sustituido a la metafísica como forma de explicar la realidad; hablar de Dios es una cuestión política. De ahí que la Iglesia tenga cuatro misiones y todas ellas de índole social:

1. La misión kerigmática, anunciando al mundo el fin de los ídolos y de las demás

fuerzas que amenazan su libertad.

2. La misión de diakonía; ayudando a los hombres a superar sus discordias que los

oponen entre sí

3. La misión de Koinonía; proclamando y haciendo conocer los acontecimientos o

causas que manifiesta en Reino de Dios.

4. Y una cuarta que sería la misión de exorcista, que de alguna manera resume las

anteriores, por la cual la Iglesia sirve al hombre y le hace tener esa libertad y

mayoría de edad que le permita edificar un universo nuevo: la ciudad secular.

El hablar de Dios es un problema sociológico, político y teológico en cuanto habla del hombre en relación con Dios. Esto lleva a dejar sin contenidos la fe cristiana

 

 

B) Jhon Arthur Thomas Robinson, o la teología del rostro humano de Dios.

 

 

Su pensamiento está marcado por la presentación de la doctrina cristiana adaptándose a la cultura anglosajona familiarizada con la filosofía lingüística y con el neopositivismo. Su preocupación fundamental es cómo anunciar el mensaje de Dios al hombre de hoy, por lo cual su pensamiento se mueve en dos referencias claves, de una parte Cristo y de otra el hombre de nuestro tiempo.

 

Como la sociedad actual es atea es innecesario hablar de Dios, cambiar el rostro de Dios por el rostro humano

 

C) William Hamilton; fragmentos de teología

 

  Uno de los teólogos más representativos de la muerte de Dios. Afirma que sólo se puede conocer fragmentos y la teología como un todo no tiene existencia. Cunado habla de la muerte de Dios cree que es un eclipse de su esencia, Hay un transfondo en que la única fe en la escatológica

 

D) Paul van Buren: semántica teológica.

 

  Su principal preocupación es el lenguaje filosófico desde un punto de vista del positivismo lógico y la filosofía del lenguaje. Las proposiciones de fe carecen de significado

 

 

2º Características de la Teología de la Esperanza

 

 

Surge del  diálogo con el marxismo ateo , junto al optimismo de los años sesenta y la corriente propuesta por los estudios bíblicos sobre la escatología

 

 

  Ernst Bloch, orientado hacia el futuro y para el que la utopía fue el centro de la teología centrandose sobre todo en la

 

 

Jürgen Moltmann

 

Formó parte   del primer movimiento de estudiantes cristianos de Alemania, Es uno de los maestros de la dogmática contemporánea.

 Su propuestas teológicas son

 

a) Teología de la Esperanza. En ella presenta el hecho de que para el cristianismo

la esperanza le corresponde un rol no menos importante que la fe y la caridad ya que mantiene a la fe, estimula la mente del creyente.

 

b) El Dios crucificado. Presenta  un nuevo rostro, no tanto de Cristo, cuanto de

Dios. Un Dios crucificado.

 

c) La Iglesia en el poder del Espíritu. La iglesia es comprendida desde una perspectiva pneumática.

 

 

 

3º Elegir algún autor. El autor elegido es Paulo Freire 

 

Paulo Freire [1](1921-1997) fue uno de los mayores y más significativos pedagogos del siglo XX.

 Fomentó el dialogo entre profesores y alumnos y  sus ideas influenciaron e influencian los procesos democráticos por todo el mundo. Fue el pedagogo de los oprimidos y en su trabajo transmitió la pedagogía de la esperanza. Influyó en las nuevas ideas liberadoras en América Latina y en la teología de la liberación, en las renovaciones pedagógicas europeas y africanas, y su figura es referente constante en la política liberadora y en a educación. Fue emigrante  y exilado por razones políticas por causa de las dictaduras. Por mucho tiempo, su domicilio fue el Consejo Mundial de las Iglesias en Ginebra, Suiza.

Nació en Recife, Brasil, en 1921. Donde conoció desde niño la realidad del nordeste brasileño, en el que hasta hacía poco se vivía en esclavitud y que por aquellos tiempos las clases rurales vivían en relaciones laborales de opresión, marginadas del proceso social, político y económico y sin participación alguna en las decisiones importantes para el país. Esta realidad influyó en él para interesarse en la liberación de los oprimidos y a interesarse por la educación. Su pedagogía es humanista  y con marcado   carácter  educativo.

 En 1947, fue director del Departamento de Educación y Cultura del Servicio Social de la Industria. Estudió letras y se doctoró en 1959 en Filosofía e Historia de la Educación con la tesis «Educación y actualidad brasileña», en la que se sientan las bases de su método, según el cual todo proceso educativo debe partir de la realidad que rodea a cada individuo.

En los años 50, perteneció al primer Consejo Estatal de Educación de Pernambuco. En 1961, fue nombrado director del Departamento de Extensión Cultural de la Universidad de Recife. En 1963 puso en práctica su primer experiencia educativa de grupo, dentro de la Campaña Nacional de Alfabetización, consiguiendo la alfabetización de 300 trabajadores rurales en mes y medio. Fue acusado por la oligarquía y por ciertos sectores de la Iglesia de agitador político.

Como consecuencia del golpe militar de 1964, debió abandonar su actividad, calificada de subversiva, y buscó refugio en Chile, donde participó en diversos planes del gobierno democristiano de Eduardo Frei, como el programa de educación de adultos del Instituto Chileno para la Reforma Agraria (ICIRA). En Chile escribe Pedagogía del oprimido, cuyo contenido desagradó al gobierno de Santiago.

Profesor de la Universidad de Harvard, colaboró con los grupos dedicados a la reforma educativa en los ámbitos rurales y urbanos. En 1970 se trasladó a Ginebra (Suiza), donde trabajó en los programas de educación del Consejo Mundial de las Iglesias.

Después de dieciséis años de exilio, en 1980 volvió a Brasil, impartiendo docencia en la Universidad de Estadual de Campinas y en la Pontificia Universidad  Católica de São Paulo, ciudad esta última de la que fue Secretario de Educación En 1986, recibió el premio internacional «Paz y Educación» de la UNESCO. Fue investido doctor «honoris causa» por una veintena de universidades de todo el mundo.

 

Al hablar de Freire[2], se habla de método. La universalidad de la obra de Freire, discurre en torno de la alianza entre teoría y práctica. Piensa una realidad y actúa sobre ella.   Al método, vislumbrado por su esposa , Freire le dio sentido, fundamento, orientación y compromiso. Esquemáticamente consiste en: 

1) Observación participante de los educadores, "sintonizándose" con el universo verbal del pueblo

 
2) Búsqueda de las "palabras generadoras" buscando la riqueza silábica y su sentido vivencial

 
3) Codificación de las palabras en imágenes visuales que estimulen el tránsito de la cultura del silencio a la conciencia cultural,

4) Problematización del escenario cultural concreto,

5) Problematización de las palabras generadoras a través de un diálogo del "círculo de cultura"

6) Recodificación crítica y creativa para que los participantes se asuman como sujetos de su propio destino. 

La esencia de este método apunta hacia el hacer "un mundo menos feo, menos malvado, menos deshumano", "viviendo hacia el amor y la esperanza". Nos heredó la indignación por la injusticia que no debe envolverse con palabras dulces y sin sentido vivencial. 
No cabe duda que la aportación de Freire arraigó debido a su doble mensaje político y profético. No sería exagerado afirmar que Freire más que estrictamente marxista o revolucionario, fue un humanista cristiano vinculado a movimientos genuinamente latinoamericanos como el de la teología de la liberación. 

Escribió Pedagogía del compromiso. América Latina y Educación Popular, recopilación de  textos reunidos son generados a partir de las charlas en cuatro países latinoamericanos y además uno de ellos escritos "a la sombra de este árbol", esto es, en su escritorio de trabajo, en Sâo Paulo, carga toda la elocuencia de los sueños, de la utopía de Paulo Freire. En los Círculos de Diálogos o en su espacio de reflexiones apasionadas, coherentes, humanizantes y en favor de la humanización de las capas populares, muchas veces expropiadas de los más elementales derechos, Paulo Freire expone toda su creencia en el pueblo y también igualmente en un mundo mejor y más democrático .

Dentro del campo de la filosofía Marcos Santos Gómez[3] afirma que se puede relacionar con  los pensadores que se relacionan con tres aspectos vitales en: 1) Las ideologías como elementos de reproducción social y su superación mediante la «concientización»; 2) La ubicación del punto de partida para el proceso educativo-alfabetizador en la situación límite que vive el oprimido; 3) La naturaleza dialógica del ser humano y su fundamental apertura. Termina su artículo sobre Freire con: “El pedagogo brasileño nos enseña que en el hecho de tomar en cuenta al otro nos va la propia vida. Sin duda, la utopía de los seres humanos colaborando, conversando y, sobre todo, escuchándose, está llena de sentido y vigencia”[4].

El principio de la individualización se presenta en Freire a través de la valoración del individuo como ser único, irrepetible, necesario y valioso para el proceso educativo centrado en el diálogo. En relación al principio de autonomía, el teórico hace bastante hincapié en la necesidad del hombre de alcanzar su libertad y desde ella proyectarse hacia su perfección, Paulo Freire desarrolla toda su metodología sobre el eje de la real liberación del hombre, que no es otra cosa que su humanización dinámica (en proceso inacabado). Respecto del principio de socialización, Freire asume verdadera y honestamente el contexto en que le toca vivir (contexto de injusticia y marginación de los más por los menos) y desde él parte la formulación de una metodología que busca transformar la realidad social en algo integrador e incluyente, es decir, en un lugar en que el individuo pueda asumir concretamente su ser y su ser situado para poder liberarse de todo aquello que no le permita ser cada vez más hombre. La creatividad, principio tan difícil de lograr en la actualidad, queda salvaguardado por la novedad del método de alfabetización propuesto por el autor.

Freire logra ser eficaz gracias a que  pudo captar la unidad indivisible que se da entre lo que llamamos la teoría y la práctica. Fue capaz de desarrollar todo su esfuerzo desde la propia realidad que vivía su pueblo, realidad concreta y dolorosa, y proyectar una metodología capaz de responder educacionalmente a los desafíos que ésta le planteaba.

Todo su esfuerzo educativo se ve plasmado por un gran humanismo, un humanismo cristiano que sabe preocuparse por aquellos que más lo necesitan por los que son excluidos de todo, incluso de su propia condición de excluidos. Esto queda explícito en su opción por lograr que el hombre alcance su libertad, su verdadera libertad, y así pueda ser autor y constructor de su vida teniendo como substrato de toda este obrar la alfabetización, que es mucho más que un simple enseñar a leer y a escribir, ya que busca que el hombre pueda llegar a ser persona.

 

 

RELACIÓN DE PABLO FREIRE CON LA TEOLOGÍA DE LA LIBERACIÓN[5]

 

 En América Latina se manifestó a través de la llamada Teología de la Liberación, una ideología con bases marxistas que busca una nueva conciencia hacia el hombre pobre y sus problemas, definiendo el pensamiento con una visión más humano-cristiana. Pablo Freire fue un pedagogo, con tendencias marxistas, que analizó la psicología del oprimido y realizó a partir de su trabajo una concientización masiva del proletariado. Su pedagogía conduce al desarrollo, al progreso humano y a la liberación del individuo de sus ataduras sociales, brindándole con ello la oportunidad de superar su realidad  económico-social.

La práctica educativa de Freire esta enfocada en crear en los hombres y mujeres, conciencias critico-analíticas que les permitan liberarse de la manipulación. Freire consideró la comunicación como un elemento clave en su proceso de alfabetización; debido talvez a que es un hecho inherente del hombre. Entendía la comunicación como un acto político; para su pedagogía las técnicas y los instrumentos de dialogo  son una necesidad claramente establecida, como también lo es la dignidad humana. La pedagogía freiriana  se manifestó a través de la Teología de la Liberación, a lo largo de América Latina.

 

 

4º Comentario a Liibertatis  Nuntius

 

Instrucción sobre algunos aspectos de la Teología de la liberación

 

Dada el día 6 de agosto de 1984 siendo perfecto de la Congregación para la Doctrina de la Fe el Cardenal Ratzinger y el secretario Alberto Bovone y aprobada por Juan Pablo II.

 

Consta de una introducción, 11 apartados para terminar con una conclusión donde se recoge lo fundamental del mensaje evangélico.

En la Introducción  se empieza afirmando que el Evangelio es un mensaje liberador sobre todo de la esclavitud del pecado, aunque también de todas las esclavitudes de orden cultural, económico, social y político. Es necesario advertir que algunos caen en la tentación de olvidar lo esencial por lo que es imprescindible reflexionar para descubrir lo importante de lo secundario, para no caer en desviaciones. Afirma esta instrucción que la preferencia por los pobres es una premisa de la vida cristiana.

Hoy hay una aspiración en todos los pueblos de liberación, que es un deseo universal, sobre todo en aquellos pueblos que conocen el peso de la miseria, basada en la dignidad del hombre, creado a imagen y semejanza de Dios, por lo que existe la exigencia de una vida fraterna, justa y pacifica. Existe una aspiración en los hombres de asegurar el mínimo de bienes para su dignidad humana, no tolerándose la profunda desigualdad entre ricos y pobres y la iglesia ha denunciado esta falta de justicia así como la carrera de armamentos que la agrava.

Esta aspiración debe ser iluminada y guiada, ya que hay muchos movimientos políticos y sociales que se nombran portavoces de estos colectivos pero que están atrapados en ideologías que en ocasiones van en contra de la dignidad humana.

Se debe considerar la liberación como un tema cristiano y en consonancia con esta aspiración surge la conocida Teología de la liberación, con un compromiso por la justicia proyectada a los pobres y las víctimas de la opresión, aunque en estas teologías hay posiciones diversas.

Estas aspiraciones de liberación tienen un fundamento bíblico, tanto en el Antiguo Testamento como en el Nuevo, siendo Cristo el que nos ha librado del pecado  y de todas las esclavitudes. Así mismo en las narraciones del Éxodo, en los Profetas, en la bienaventuranzas. Pero la máxima liberación es la del pecado.

El magisterio de la Iglesia ha respondido al desafío de la opresión y el hambre, recordando numerosas veces el contenido de la Revelación, en encíclicas, en los Sínodos de los obispos, en numerosos Episcopados, siempre apoyándose en la verdad sobre Jesucristo, sobre la Iglesia y sobre el hombre.

No se puede olvidar la labor de numerosos cristianos  en ayudar a los más necesitados, sin que la urgencia de esta empresa haga perder de vista lo esencial, que es la evangelización, ya que si sólo se entiende en su sentido económico y político se quedaría en un evangelio terrestre, siendo la autentica teología de la liberación la que está enraizada en la Palabra de Dios, debidamente interpretada.

En este documento se trata sólo de la teología de la liberación que se aparta gravemente de la fe de la Iglesia que corrompe el compromiso inicial de los pobres.

Una vez sentado el objetivo se analiza el método seguido por ciertos cristianos que es refugiarse en el análisis marxista, que tiene los instrumentos preparados para aplicarlos al Tercer mundo y a la America Latina, para realizar el estudio científico de las causas estructurales de la miseria, ya que el conocer la situación es una señal de seriedad de compromiso. Pero cuando se habla de estudio científico en ocasiones es necesario examinar la naturaleza epistemológica, que es precisamente lo que le falta a la teología de la liberación.

En el caso del marxismo pone como presupuestos para la lectura social la estructura filosófica-ideológica, su lucha de clases y su interpretación totalitarista. Y aunque en la actualidad el pensamiento marxista se ha diversificado, sus tesis fundamentales no son compatibles con la concepción cristiana del hombre y de la sociedad, ya que el ateismo y la negación de la persona humana, de su libertad y de sus derechos están en el centro de la concepción marxista.

Cuando se utilizan métodos de análisis tomados de otras ciencias esto tiene sólo un valor instrumental ya que el criterio último y definitivo de verdad no puede ser otro que un criterio teológico. Y aunque el anáĺisis marxista se revista de verosimilitud, hoy impiden un análisis verdaderamente riguroso de las causas de la miseria.

La visión totalizante de este análisis, hace que las teologías de la liberación acepten posiciones incompatibles con la visión cristiana del hombre, ya que junto al análisis se impone el combate revolucionario cayendo en una praxis y verdad partidista fundada en la violencia y en amoralismo político, negando el carácter trascendente entre el bien y el mal que es el principio de moralidad.

Se identifica la lucha de clases en las prácticas religiosas,  en el motor de la historia llegando a identificar Dios y la historia, negando la realidad teologal a la fe, a la esperanza y a la caridad.

En cuanto a la iglesia la reduce ya que se tiende a ver en ella sólo una realidad interior de la historia, quedando como Iglesia de clase, la iglesia del pueblo oprimido que hay que concientizar en vista de la lucha liberadora organizada, con las consecuencias negativas que se deducen, como dudar de la estructura sacramental y jerárquica de la iglesia, se denuncia a la iglesia como clase dominante...

 

Por este motivo su contenido es decretado falso. Es difícil establecer un verdadero dialogo con algunos teólogos de la liberación, porque no aceptan la jerarquía por estar al lado de los opresores, la doctrina social es rechazada, se busca una nueva hermenéutica para la relectura de la Escritura, viendo en el Éxodo sólo la liberación política, olvidando que la misión fundamental de Cristo es la liberación del pecado. También olvidan el magisterio de la Iglesia, aunque conservan las fórmulas de fe pero con una nueva significación, así mismo se rechaza la Tradición, reduciendo la figura de Jesús como un símbolo para los oprimidos, y también cambian la realidad sacramental.

Cuando la iglesia denuncia estas desviaciones no quiere decir que se olvide de la miseria de los pobres, sino que el Evangelio de la Misericordia debe dar  respuesta a esta llamada de amor. Pero se debe trabajar en comunión con sus obispos y con la iglesia, acogiendo su palabra  y entendiendo que la promoción humana y la liberación autentica solo se puede entender a partir de la tarea evangelizadora tomada en su integridad, cuyo pilar es Jesucristo, concibiendo la dignidad de la persona humana como creada por Dios a su imagen y semejanza sin utilizar la violencia porque esta engendra más violencia y degrada al hombre.

Estas instrucciones alertan la difusión que se está haciendo de estas teologías de liberación en círculos poco preparados, por lo que los pastores deben vigilar la catequesis y la formación, para que se ala verdadera formación.

Estas instrucciones terminan con una conclusión con las palabras de Pablo VI: “ Confesamos que el Reino de Dios iniciado aquí abajo en la iglesia de Cristo no es de este mundo, cuya figura pasa, y que su crecimiento propio no puede confundirse con el progreso de la civilización, de la ciencia o de la técnica humana, sino que consiste en conocer cada vez más profundamente las riquezas insondables de Cristo, en esperar cada vez más fuerza los bienes eternos, en corresponder cada vez más ardientemente al Amor de Dios, en dispensar cada vez más abundantemente la gracia y la santidad entre los hombres. En este mismo amor el que impulsa a la iglesia preocuparse constantemente del verdadero bien temporal de los hombres. Sin cesar de recordar a sus hijos que ellos no tienen una morada permanente en este mundo, los alienta también, en conformidad con la vocación y los medios de cada uno a contribuir al bien de su ciudad terrenal, a promover la justicia, la paz, y la fraternidad entre los hombres, a prodigar ayuda a sus hermanos, en particular a los más pobres y desgraciados. La intensa solicitud de la iglesia, Esposa de Cristo, por las necesidades de los hombres, de sus alegrías y esperanzas, por sus penas y sus esfuerzos, nace del gran deseo que tiene de estar presente entre ellos para iluminarlos con la luz de Cristo y juntar a todos en El, su único Salvador. Pero esta actitud nunca podrá comportar que la iglesia se conforme con las cosas de este mundo ni que disminuya el ardor de la espera de su Señor y del Reino eterno”.

 

 

 

 

 

 

Tengo otro blog: El mosaico educativo blogspot.com

 

 

 

 

 

 

 

 



[1] http://www.uhu.es/cine.educacion/figuraspedagogia/0_paulo_freire.htm

[2] http://www.paginadigital.com.ar/articulos/2003/2003sext/noticias21/32089-9.asp

[3]    SANTOS GÓMEZ, M., Ideas filosóficas que fundamentan la pedagogía de Paulo Freire

 Revista iberoamericana de educación. n.o46 (2008), pp.155-173

[4]  SANTOS GÓMEZ, M., 171

[5] http://www.monografias.com/trabajos65/pablo-freire/pablo-freire2.shtml

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