¿qué se puede hacer con los alumnos que muestran patologías y se convierten en alumnos muy confictivos?
Sr. Director:
Existe una alarma social sobre el comportamiento de los adolescentes en las aulas. Y efectivamente, cada día en los Centros de Secundaria nos enfrentamos a conductas disrruptivas tales como amenazas, robos, riñas con uso de violencia física, romper cosas a propósito, faltas de respeto, vagancia, desobediencias, blasfemias, presentar dibujos o notas obscenas, escupir, y últimamente el acoso y la agresión a compañeros y a profesores.
Los que llevamos más de tres décadas dando clases en Centros de Secundaria, vemos como se va deteriorando la convivencia y el aprendizaje de nuestros alumnos. No podemos ni queremos aceptar esta situación, y por lo tanto, cualquier esfuerzo por parte de las autoridades educativas para eliminar estas conductas. debe de apoyarse y hacer uso de ellas. Me refiero a las normas de convivencia, que sirve de apoyo, desde un punto de vista punitivo para reprimir estas conductas. También a la creación del equipo de convivencia, o el actual Observatorio de convivencia. ¡Bienvenidas estas medidas¡
Los Sindicatos están haciendo estudios estadísticos del acoso, o de las situaciones conflictivas de los profesores con sus alumnos, analizando las posibles causas, denunciado el abandono del deber de los padres a la educación de sus hijos e intentando que sea la escuela el único medio que atienda el derecho a la educación de los niños. Se habla también de la sociedad de consumo, del cambio de valores, del auge de las Nuevas Tecnologías, de la falta de esfuerzo de los alumnos propiciado por las leyes Educativas...
Todo esto es cierto, y sería necesario cambiar todas estas cosas para volver a una situación que no correspondería con nuestra época. Y mientras tanto ¿qué debemos de hacer? ¿no sería necesario actuar en vez de tanto observar?
Si preguntamos a los profesores si todos los alumnos son así ¿cuál sería la respuesta?
En los Centros hay alumnos que son respetuosos, que quieren aprender y que estudian. Pero en todos los Institutos hay 10 o 12 alumnos que presentan el tipo de conducta descrito anteriormente. Estos alumnos son los que deterioran la convivencia en los Centros, los que contagian a los demás, los que impiden el que los demás alumnos puedan ejercer su derecho a la educación.
Estos alumnos hacen que los profesores, buenos profesionales, se sientan deprimidos, hastiados, desilusionados, impotentes y deseando jubilarse o cambiar de profesión.
Pero analicemos los casos de estos alumnos conflictivos.
La mayoría presentan familias desestructuradas, con grandes conflictos internos, niños que llevan un expediente de expulsiones, visitas al psicólogo, vistos por el Equipo de Convivencia, puesto en conocimiento de los Servicios Sociales de la zona... Los Orientadores de los Centro agotan todas las medidas a su alcance, lo ponen en conocimiento de las autoridades competentes, de los Servicios que deben dar soluciones, pero estos alumno siguen en los Centros expulsados continuamente para poder sobrevivir.
En los últimos años se ha producido un aumento alarmante de patologías y de medicación de estos niños, tanto que en junio del 2007 se va a celebrar un Simposio Internacional sobre este tema. Es decir, hoy ante estos conflictos, los mandamos a Salud Mental y queremos que los mediquen para atender al resto de los alumnos.
Las soluciones aportadas por las autoridades educativas, a mi modo de entender, son totalmente ineficaces, ya que no se puede intentar conseguir la baja médica, para que reciba ayuda pedagógica en su casa durante 4 horas a la semana, o bien intentar que un miembro de una Asociación hable con los padres para que le den el tratamiento.
Yo me pregunto ¿Dónde está el derecho a la Educación de estos niños? ¿Dónde está el Principio de Atención a la Diversidad? ¿No es este principio el garantizar medidas adaptadas a las necesidades de cada alumno? Vuelvo a insistir, ¿le damos las medidas que necesitan estos alumnos para educarse?
Son alumnos que están en los Centros y que tienen que estar hasta los dieciséis años, viendo como son rechazados una y otra vez, como el sentido del fracaso no afecta al autoconcepto escolar, sino al personal. Ellos mismo se sienten inútiles, saben que no sirven para nada, y que no van a hacer nada en la vida, si utilizamos sus palabras. En definitiva, son personas que sufren por el rechazo y estos mismos comportamientos le sirven de refuerzo en sus conductas.
Se nos pide a los profesores programas para atenderlos, y los orientadores hacemos programas de habilidades sociales, de autoestima... Damos a los compañeros listas de conductas que deben realizar si se producen amenazas, insultos, acoso físico, acoso sexual. Intentamos introducir técnicas de modificación de conducta en reuniones, o bien se hacen cursos desde los CPR o desde los Sindicatos de 10, 20 o 30 horas para que aprendan en esas pocas clases toda una ciencia de 5 años de duración.
Cuando voy a hacer una casa acudo a un arquitecto y no voy a un oftalmólogo aunque tenga tantos o más estudios que el primero. Siguiendo este razonamiento, ¿se le puede pedir a los profesores, especialistas en Geografía e Historia, en Inglés o Matemáticas que sepan actuar con estos alumnos como especialistas en Psicología o Psicopedagogía? Existe el mito entre algunos profesionales de la educación que los profesores de Secundaria no quieren ocuparse de esos temas, pero las personas que afirman esto, jamás han pisado un Centro de Secundaria ni conocen los esfuerzos de los compañeros para realizar este tipo de medidas.
En otras comunidades autónomas se han creado Centros para resocializar a estos alumnos con personal idóneo para atenderlo ¿No se podría hacer aquí, en la Comunidad Autónoma de la Región de Murcia este tipo de programas para atajar este problema? ¿No podrían la conserjería de Asuntos Sociales y la de Educación crear programas específicos para estos adolescentes, o es mejor dejarlos y que se conviertan en personas rechazadas por la sociedad? Esta idea la he expresado en varios foros y a distintas autoridades educativas, y todos consideran un acierto esta medida pero seguimos en fase de analizar, observar..., y no en la de tomar medidas.
Creo que es una buena iniciativa el poner un servicio de denuncia de actos contrarios a las normas de convivencia, buzones de correo donde se denuncien todas estas situaciones pero también sería bueno plantear medidas correctoras eficaces que hagan desaparecer esa violencia en las aulas. Y si esto se hiciera, podríamos sorprendernos de la creatividad de algunos compañeros.
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