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Comentario sobre el libro de Congar Sobre el Espíritu Santo

CONGAR Y,Sobre el Espíritu Santo,Espiritu del hombre, Espíritu de Dios, Salamanca, 2003.

 

Pilar Sanchez Alvarez

 

Introducción

Congar es uno de los grandes teológos del siglo XX, y aunque tuvo grandes pruebas, como la orden de silencio o la expulsión de la catedra, su grave enfermedad, siempre se mantuvo fiel al Espíritu Santo. Después Juan XXIII, lo rehabilitó y fue un experto en el Concilio Vaticano II. Sus líneas de investigació fueron:

1º estudios sobre la historia del cristianismo y la Iglesia

2º estudios sobre Tradición

3 estudios sobre la Iglesia

4 estudio sobre el Espíritu Santo.

 En 1980 publicó un gran libro del Espíritu Santo, pero debido a la peticiones escribió este pequeño libro, que se puede considerar como su testamento espiritual, escrito en su madurez, escrito en libertad para dar esperanza.

Este libro está dividido en cuatro  partes, terminando en una conclusión donde resume lo fundamental de la teología expuesta en este libro.

 

La primera parte trata de  la presencia del Espíritu  Santo en la historia y en nuestros días.

Parte de la historia de Israel donde se da  una afirmación constante a traves del tiempo y del espacio: Dios está presente y actúa en nuestras vidas a través de una fuerza no violenta, a la que denominamos Espíritu Santo. Así comienza el autor este breve libro sobre esta persona oculta, que actuando desde la creación ha sido silenciada durante mucho tiempo.

Presenta testimonios de esta presencia en el AT como por ejemplo:Moíses Ezequiel,o en los profetas.

 Pero su presencia se percibe en Jesús desde la concepción,en su misión y en sus acciones,  y él la entrega a sus discipulos. Desde los inicios de la iglesia, se da también testimonio de él como por ejemplo en Ireneo,o Patricio.

Hoy, en la iglesia contemporánea, su presencia está viva y existen numerosos testimonio de ello.

Xabier Pikaza, que prologó el libro afirma que se aprecia una antropología inicial ya que ha destacado el aspecto carismático de todos los hombres, que los define como seres habitados, animados y enriquecidos por el Espíritu Santo, es decir, por Dios.

 

La segunda parte la dedica a las dificultades y  objeciones críticas al Espiritu Santo.   

 

La Ilustración puso en duda  todo lo relativa al Espíritu Santo. Lo cuestiona porque no cree en una causa trascendente.

 Los cristianos creemos que existe una vida nueva por la Resurrección y Pentecostés, que el Espíritu está actuando, pero que aún no se ha apoderado de nosotros. No admite un espiritualismo basado en la irracionalidad, que desprecia lo racional, pero si defiende un espiritualismo que transciende lo racional, porque hay honduras y trascendencias  en el hombre que por la razón sola no se puede llegar.

En la Iglesia existe un ascetismo que fomenta la espiritualidad y desprecia al cuerpo, el placer, la sexualidad, la alegria, la libre creatividad. Pero esto es una deformación de la enseñanza bibíca, que confunde la carne con el cuerpo, aunque no se puede llegar a la espiritualidad  si se da al cuerpo todo lo que quiere.

Lo que los cristianos atribuyen al Espíritu Santo se explica psicológicamente, ya que excepto los milagros, toda la acción de Dios pasa por nuestros recursos mentales, psicológico y corporales.  En una antropología no materialista no tiene nada de particular que el Espíritu Santo coincida  con nuestros deseos, más si el hombre está hecho a imagen y semejanza de Dios.

Los psicológos hablan de megalomanía del deseo, pero esto no es más que la expresión de la infinita potencialidad que tiene el hombre. Si el hombre es espíritu, sólo puede encontrar su realización definitiva en Dios. Nuestras estructuras mentales coinciden con las operaciones de Dios en nosotros.

En la antropología trascendental de Rahner se afirma que existe en nosotros algo que hace  posible el don y la acción del Espiritu. San Pablo habla que el Espíritu Santo ha sido enviado a nuestros corazones. Por eso se podría confundir al Espíritu cosas que son solamente nuestras. Por eso hay que poner unos criterios para discernir nuestras opciones de las acciones del Espíritu. San  Pablo da la regla fundamental poniendo la caridad como filtro de estas acciones.

En la Ilustración se denunció la alineación que suponía elevarse a lo trascendente sin pruebas, inverificables, sin testimonio de la razón y la naturaleza.Lo tacha de frutos de las religiones.

La ilustración afirma que el Espíritu está en el mundo, está en todas parte, y si hay dinamismo es el dinamismo de la historia.

Hegel se enfrenta a esta idea y se propones restablecer la unidad de la religión y la razón, porque ambas dicen los mismo, una poeticamente y otra conceptualmente. El Espíritu existe, sale de si y vuelve a sí.  Ese salir de si es la creación, la encarnación, la muerte de Dios, la resurreción.

El tercer movimiento, el volver a sí, es el Espíritu que universaliza el hecho de Cristo, la vuelta al Dios absoluto. La historia del mundo es la historia de Dios, y esta historia es trinitaria. Hegel habla del reino del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo, haciendo alusión a Joaquín de Fiori 

  Somos herederos de Hegel y de Fiori cuando formulamos la teología de la historia: Dios se manifiesta en la historia y el Espíritu está presente en todo y en todas parte. Es la historia de la liberación del hombre. Rahner habla de que la historia de la salvación es la historia de Dios.

 

Al tratar la teología de la mutabilidad y del sufrimiento de Dios se ciñe sobre todo a Cristo. El considerar la Trinidad inmanente y su relación con el hombre hay que remontarse a los Santos Padres y a la escolástica que hablan de las misiones divinas.

El aceptar que el Espíritu está en todas partes, lo ha visto sobre todo en la santificación,y menos en la creación. Es Espiritu esta presente y es un don que comunica la gracia que nos posibilita establecer relaciones con Dios en comunión y en relación íntima.

El Espíritu está presente en Gn 1,2 ; es el soplo de Yhavé, soplo creador, el que actua no solo en la oración de los fieles,  sino en el mensaje de las religiones.

Es cierto que a lo largo de la historia se ha rechazado los cultos falsos y se ha destruído ídolos, se ha luchado por imponer y atraer al otro hacia sí, en nombre de la verdad. Se creía que la verdad era monolítica, que sólo existía su verdad, pero hoy sabemos que no es así.

Por eso, por amor a la verdad hay que profesar el ecumenismo, la libertad religiosa y el respeto a las religiones. Esta es la postura del Concilio Vaticano II.

El Espíritu Santo es la expresión   de la hondura del hombre y de su trascendencia,  el que permite la comunicación con Dios.

 

La tercera parte presenta al Espíritu Santo como fuente de vida en nosotros y en la iglesia

 

El hombre actual tiene necesidad de una interioridad, necesidad del Espíritu Santo y esta necesidad surge al buscar el hombre su identidad. “El ser cistiano, del que el Espíritu Santo es el principio en nosotros, realiza de forma radical nuestro intento de ser plenamente hombres”.

El hombre siente la necesidad de tener una interioridad, y a la vez, estar en comunión con los demás, es decir, que esa interioridad no lo aisle, porque a través de la historia el hombre ha perseguido una mayor personalización y una socilización.

 

El Espíritu es el que hace que nuestra interioridad sea viva y a la vez nos pone en relación con los otros. Es esa dimensión de eternidad,de relación con el Trascendente. .

Esa dimensión profunda se actualiza en la oración, el establecer esa relación con el que está infinitamente por encima de nosotros y que está en lo más íntimo de nuestro yo profundo. Todos necesitamos ayuda, necesitamos apoyo. Esa necesidad esa relación con ese compañero infinitamente superior, que está en nuestro interior, responde a una estructura de nuestra existencia,

Es el Espíritu el que nos hace orar, el que nos hace reconocer a Jesús como Señor. Todas las oraciones del cristiano son Trinitarias.

Pero a la vez interioridad significa libertad, no es hacer lo que se quiera, situarnos por encima del bien y del mal, no es quietismo ni el movimiento de libre espiritu, porque el Espíritu no nos libera de la ley, porque la gracia y el amor interioriza lo que la ley manda, y nos hace actuar libremente, porque es lo que  quiere cada uno.

Toda esta situación está sometida al “ya, pero todavía no”, se da un combante en nuestro interior, necesario para la conversión, pero exige algo más que tiene que ver con el projimo, en el ámbito social fruto de la caridad, del amor.

A la vez esta libertad trasciende de lo espiritual privado, tiene que ver también con el cuerpo, porque mientras que vivimos en la tierra nuestro espiritu está unido a nuestro cuerpo. Los cristianos aspiramos a la redención de nuestro cuerpo porque  mantiene a nuestro espíritu mientras vivimos en la Tierra, que será definitivo en el reino de Dios. Esperamos un nuevo cielo y una nueva tierra, la creación espera la transfiguración en gloria y libertad. Al habitar un alma, el Espíritu le da la fuerza de la libertad y así lo atestiguan los miles de mártires a lo largo de los tiempos y en el momento presente la persecución sufrida por muchos cristianos en regímenes ateos.

Nuestra lucha no es sólo contra la carne, sino contra los que dominan el mal, las fuerzas contrarias al reino de Dios, a los falsos Mesías, al dinero, a la ciencia , es decir, a los adversarios del hombre espiritual que no se deja conducir por el Espíritu.

Algunas veces el Espíritu está presente en movimientos incorformistas, de los que potencian las renovaciones y las reformas que no son anarquicas , porque a veces son sucistadas por el Espíritu, y cuando viene de él es principio de comunión y no es destructor. El Espíritu es a la vez principio de una inmensa diversidad y principio de unidad porque el diversifica sus carismas por el bien de todos.

De esta manera hace a los fieles miembros de un todo y a la vez sujetos personales de su actividad .La Iglesia católica afirma que la plenitud de los dones del Espíritu se encuentra donde está la plenitud de las determinaciones del Verbo, pero el Espíritu se da en en personas que pertenecen a iglesia de poco valor eclesiológico.

El concilio Vaticano II ha introducido una eclesiología comunitaria, dando cabida al problema ecuménico, Se vuelve a manifestar el  ya pero todavía no hasta que ese ecumenismo sea perfecto.

El Espíritu Danto no solo se da a la jerarquçia y a los reformadores; los carismas , ese don o talento que apunta en una dirección para alcanzar la gracia de Dios, se da tambien en algunos fieles, siendo el principal carisma el de la caridad.

Este misterio de que los dones el Espíritu se los da a quien quiere, hace  que se produzca una descentralización horizontal en el cuerpo.

Esta visión también debe de verse en la iglesia universal formada por iglesias locales o particulares. Se debe dar esa comunión porque el Espíritu actua con dones distintos el que entabla relaciones, comunica y hace comulgar  a todas las iglesias locales y a los fieles particulares, para conseguir la unidad. 

 

La cuarta parte del libro trata   de la teología del Espíritu Santo

 

Cuando se quiere ver la historia de la teología del Espiritu Santo  se observa que  se tardó mucho tiempor en formularla. Se empezó con los estoícos que hablan de un Soplo divino que anima al mundo pero que era un elemento del propio mundo.

 Los primeros cristianos consieraron a Jesúa y al Espíritu como eslabones o intermediarios de la creación o modos diversos de   Dios. Hubo varias herejías, movimientos, nombres propios hasta llegar al concilio de Nicea en 325 para proclamar que el Hijo es de la misma sustancia que el Padre , o al Concilio de Constantinopla en el 381 que afirma que el Espíritu Santo es Señor y dador de vida y que procede del Padre y del Hijo y que recibe la misma adoración y gloria y que habló por los profetas. Pero no se debe olvidar que en el origen existe una revelación hecha palabra y textos que inspiran y regulan la práctica.

Un dato fundamental de fe es que existen tres personas distintas en un solo Dios verdadero. Y la iglesia no celebra las Personas por separado; sino todas las fiestan son trinitarias.

Para traducir el misterio trinitario a nuestros espíritus se hn puesto varias imagenes como  la del sol, su luz y su calor; o la de la fuente, el río o el mar; o la del pensamiento, la palabra y el aliento; o la raíz, la rama y el fruto.

El Espíritu Santo aparece en la Escritura como una fuerza o dinamismo más que como persona . El Espíritu esta oculto, se hable de kenosis, pero nuestra fe   el Espíritu Santo es Persona , aunque siga apareciendo como viento, fuego, agua, paloma.

 El considerarlo como persona plantea varios problemas y el primero es establecer el criterio aplicado al concepto de persona. Se ha definido este concepto es sustancia individual de naturaleza racional, o bien se le ha definido como un ser que existe por sí mismo y es distinto a los demás. El pensamiento moderno ha desarrollado más el valor personalista, caracterizado como autoconciencia  o bien como sujeto de conciencia y atribución, o bien Rahner habla de modos de subsistencia.

Las Personas de la Trinidad son distintas se compenetran, existen, y dicen el uno en el otro. Cada una de las Personas está en las otras, y todas están en cada una y cada una está en todas y todas están en todas y todas no hacen más que una.

El Espíritu es el consumador, y la autorevelación  y autocomunicación de Dios a su criatura , que ha sido hecha a su imagen. Se le llama El Prometido, el Don,  el que consuma todos los dones,  el que perfecciona , el que nos hace hijos de Dios, el que nos diviniza, el que nos da la vida eterna. Cristo y el Espíritu realizanla misma  obra, pero con diferentes misiones. Pero el propio Cristo la lleva a cabo porque al ser glorificado es penetrado por el Espíritu.

Existen dos aproximaciones al misterio ya que existe un debate entre Oriente y Occidente.

Los catolicos afirman que el Espiritu Santo procede del Padre y del Hijo, mientras que en Oriente siguiendo a Juan 15,26, afirman que procede del Padre.

En el Concilio de Constanza 381, se estableció de esta forma, con un paralelismo al de Nicea con respecto al carácter divino del Hijo.

Los padres griegos no razonaron la relación entre el Espírtu y el Hijo como lo hicieron los padres latinos. Ellos mantienen la monarquia del Padre,

Los griegos reservan al Padre el carácter de prinipio y de causa; los latinos afirman que el Hijo procede del Padre por generación y el Espíritu por ekporesis, por procesión original.

¿Por qué mantener el Filioque?

San Agustín habla del Espíritu del Padre y del Espíritu del Hijo, por lo que el Espíritu es de los dos, es su amor mutuo.

Cuando se habla como Dios todopoderoso, sabio, creador se habla de Unidad, no se distingue Personas. Las Personas se distinguen por una relación  que es una relación de origen  y debe su consistencia o plenitud de ser al hecho de que ella expresa la comunicación de la sustancia divina justamente dentro de esta unidad sustancial.

Para el Espíritu Santo  la relación sería Donante-Don, siendo junto al Padre y al Hijo Donante y siendo Don un nombre del Espíritu, mereciendo ente nombre antes de ser donado, y siendo efectivo cuando halla criaturas a quienes poder regalarselo. Es lo más interior que hay en Dios,  y lo más exterior.

Cuando se habla de las misiones divinas se establece un vinculo entre la comunicación de Dios a los hombres y la vida intratrinitaria. Dios Padre envía al Hijo  y el Espíritu es enviado por el Padre y el Hijo.

Para los ortodoxos esta explicación es demasiado racional,   y critican a los latinos porque hacen depender al Espíritu del Hijo, en el que el Espíritu  es el vicario de Cristo. Creen que  una  cirstología que no esté animada por una verdadera pneumatología,  daría una visión piramidal de la iglesia.

Esta cuestión doctrinal afecta también a las iglesias luteranas y protestantes que mantienen la procesin ab utroque.

Esta cuestión también ha estado presente en los intentos de entendimiento entre la iglesia romana y la iglesia ortodoxa, tanto en el pasado  como  en las reuniones presentes.

Las Personas no existen la una sin la otra, sino la una con y en la otra, condicionandose mutuamente en el seno de las procesiones a partir del Padre. Cada hipostasis o Persona Divina vive una vida Trinitaria

Existe toda una vida trinitaria  de las Personas en la unidad de la sustancia divina que es el amor. Y aunque el Eapíritu no sea el Hijo, es el Espíritu del Hijo, él suscita un ser en María que sera llamado Hijo de Dios y que será donado a los cristianos, para ser hijos de Dios por la gracia.

El Esíritu extienden los beneficios que Dios ha realizado, nos ha dado a Jesús, y universaliza este hecho único, centro y cumbre de la Iglesia

 

Más importante que hablar del Espíritu Santo es vivir de él, en un contexto de oración. Se implora su venida como un visitante, porque en el fondo de nuestro conrazón todos los hombres lo anhela  porque a él se deben las inspiraciones para nuestra vida espiritual: El es la fuerza qwue dinamiza y llena de dones nuestra existencia y por último es el huesped que si viene entra para quedarse en nosotros  definitivamente.

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