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Inteligencia emocional

INTELIGENCIA EMOCIONAL

Las investigaciones actuales nos llevan a afirmar que el individuo posee dos tipos de cerebro: el pensante y el emocional, y cada uno de ellos aprende de modo diferente.

Hoy para el éxito profesional y laboral, el tipo de relación que se mantenga con uno mismo, el modo en que nos relacionemos con los demás, la capacidad de liderazgo, la habilidad de trabajar en equipo, el autoconocimiento,  determinarán el rendimiento, la productividad y la eficacia de los individuos y de las empresas. Con frecuencia nos encontramos con algunas personas que dando puntuaciones bajas en los clásicos tests de inteligencia se conducen con equilibrio y obtienen más éxito que aquellos que puntúan más alto.

 Las competencias de los trabajadores estrella son: excelencia, experiencia, inteligencia y competencia emocional, colaboración en equipo y el llamado coeficiente intelectual de grupo que es el conjunto de competencias y habilidades que tienen que ver con la socialización de los individuos. Estas capacidades, hasta hace poco olvidadas,  se han de desarrollar a lo largo de la vida.

 Si analizamos el concepto de  inteligencia observamos que es un concepto plural y complejo, existiendo varias interpretaciones según el aspecto que se analice. Cada investigador ha desarrollado sus trabajos basados en las diversas manifestaciones de la inteligencia humana.

La investigación sobre la inteligencia se inicia con los estudios de Broca en la mitad del siglo XIX, y desde ese momento se ha ido pasando de un concepto de inteligencia general a las inteligencias múltiples durante todo el siglo XX. Inteligencia, tests, y educación han sido referentes psicopedagógicos básicos, ya que se entendía la inteligencia académica en relación con el éxito académico, si analizar los diversos factores que influían en dicho éxito.

En la actualidad a ese concepto de inteligencia académica ha ido añadiéndose otros tipos de inteligencia y así se habla de inteligencia práctica como la habilidad para resolver los problemas prácticos de la vida, para una mejor adaptación al contexto.   También se ha dado a conocer la inteligencia social, surgida también en el siglo XX, que hace referencia al individuo en su contexto social. Estas inteligencias se diferencian de la inteligencia académica, pero  son complementarias todas ellas.

 Gardner en 1995 expone de manera sistemática la teoría de las inteligencias múltiples. Distingue siete inteligencias:

  • A. musical
  • B. cinético-corporal
  • C. lógico-matemática
  • D. lingüística
  • E. espacial
  • F. interpersonal
  • G. intrapersonal.

En el 2001 se añade dos más: inteligencia existencial y la inteligencia naturalista.

 En el siglo XX  aparecen nuevos autores con conceptos diferentes de distintas inteligencias, produciéndose solapamiento entre ellas, y en algunos casos, no delimitando bien el concepto.

Algunos empiezan a teorizar sobre las emociones y la inteligencia. Ya en 1979, Dolle  intenta integrar el psicoanálisis y la psicología operatoria explicando el psiquismo humano como convergencia entre la afectividad y  la inteligencia. Furth, en 1992, en el ensayo sobre Freud y Piaget,  explica cómo superar la disyunción entre conocimiento y la emoción. Harris en 1992, trata de la compresión de las emociones, analiza el desarrollo de las emociones  de los niños a partir de las emociones de los demás.

Bruner en 1996 se niega a trazar límites entre el pensamiento y la emoción como regiones de la mente. De Pereti establece una teoría de las emociones y la afectividad, proponiendo el principio de pluralidad armónica.

De la lectura de estos autores comprobamos cómo del concepto de inteligencia rígido y como un contructo aislado, pasamos a un concepto multidimensional, en el que ya aparece el concepto afectividad, emoción...

Pero es necesario llegar a 1990, cuando aparece el concepto de  inteligencia emocional, siendo  introducido por Peter Salovey y J. Mayer  Estos dos psicólogos  forman parte de la corriente crítica contra el concepto tradicional que considera la inteligencia sólo desde el punto de vista lógico o lingüístico.

Si nos proponemos definir el concepto de Inteligencia Emocional debemos acudir al término acuñado por Peter S y John Mayer, entendida como la capacidad de sentir, entender, controlar y modificar los estados anímicos propios y ajenos.

 

 Organizan la inteligencia en cinco competencias principales:

  • - conocimiento de las propias emociones,
  • - capacidad de controlarlas,
  • - capacidad de automotivarse,
  • - capacidad de reconocimiento de las emociones de los demás,
  • - control de las relaciones.

 

Goleman populariza dicho concepto y hoy, tras su conocimiento, se está poniendo en duda el concepto clásico de educación y son varios los modelos que han ido apareciendo sobre este tema, demostrando el interés de los profesionales.

Siguiendo a Vallés y Vallés se va a enumerar diferentes modelos:

-   Modelo de Boccardo, Sasia y Fontenla, en 1999. En él se establecen la área de: autoconocimiento, control emocional, automotivación, reconocimiento de las emociones ajenas, habilidad para las relaciones interpersonales.

  • - El modelo de Gan en 1998 habla de 101 habilidades emocionales haciendo referencia a los ámbitos de la vida humana.
  • - El modelo de Mtineaud y Engelhartn en 1996 establece: el conocimiento de uno mismo, gestión del humor, motivación positiva, control del impulso demorando la gratificación y apertura a los demás.
  • - El modelo Elías, Tobías y Friedlander en 1999 señala: ser consciente de los propios sentimientos, mostrar empatía, hacer frente a los impulsos emocionales, plantearse objetivos y planes para alcanzarlos y utilizar habilidades sociales.
  • - El modelo Torrabella en 1997 establece: la bondad, el buen humor, el juego, escuchar, habilidad de trato.
  • - En el modelo de Rovira en 1998 se habla de: actitud positiva, reconocer los propios sentimientos y emociones, capacidad de expresar sentimientos y emociones, capacidad de controlar las emociones, ser capaces de tomar decisiones adecuadas, empatía, motivación, autoestima, saber dar y recibir, tener valores alternativos, ser capaz de superar las dificultades y frustraciones, ser capaz de integrar polaridades.
  • - El modelo que propone Vallés y Valles en 1998 es: conocerse a sí mimo, automotivarse, tolerar la frustración, llegar a acuerdos razonables, identificar las situaciones que provocan emociones positivas y negativas, identificar lo que resulta de cada situación, autorreforzarse, contener la ira, mostrarse optimista, controlar los pensamientos, autoverbalizaciones para controlar el comportamiento, rechazar peticiones poco razonables, defenderse de la críticas injustas, aceptar las críticas justas, despreocuparse de lo que podría obsesionar, conocer el comportamiento de los demás, valorar las cosas positivas, ser capaz de divertirse, sonreír, tener confianza en sí mismo, mostrar dinamismo y actividad, comprender los sentimientos de los demás, conversar, tener sentido del humor, aprender de los errores, ser capaz de tranquilizarse, ser realista, calmar a los demás, saber lo que se quiere, controlar los miedos, poder permanecer solo sin ansiedad, formar parte de algún grupo, conocer los defectos personales, tener creatividad, saber por qué se está emocionando, comunicarse eficazmente con los demás, identificar las emociones de los demás, autoapercibirse según la perspectiva de los demás, responsabilizarse de su comportamiento, adaptarse a nuevas situaciones, autoapercibirse como una persona emocionalmente equilibrada.

 

Si observamos todos estos modelos, vemos reflejadas  habilidades emocionales, y cómo cualquier habilidad que el hombre puede alcanzar,  podríamos hablar de aprendizaje de dichas habilidades emocionales.

Goleman dice": Existe una palabra muy antigua para referirse al conjunto de habilidades representadas por la inteligencia emocional: carácter"

 La educación del carácter hunde sus raíces en la tradición griega, considerando como vida buena aquella que estaba entregada al bien de la sociedad. Actualmente existe una corriente en EEUU que propone socializar a los jóvenes en aquellos valores morales que son necesarios para el mantenimiento y desarrollo de las sociedades modernas.

 Estas teorías tienen especial relevancia porque han recuperado la unidad de la persona. Así mismo Marina señala: "en los últimos años, el interés por la educación afectiva se está despertando, aunque tiene el sueño profundo y se toma su tiempo para hacerlo. Están ensayándose varios programas para ayudar al alumno... "

Hoy el profesor Martínez,   define la inteligencia afectiva como: "La capacidad para conocer, expresar y controlar la afectividad, sobre todo los sentimientos, las emociones, las pasiones y las motivaciones."

No pensemos que este concepto de Inteligencia emocional es un nuevo tipo de inteligencia, porque la estructura intelectual  del Yo, está íntimamente unida a la afectividad y a la moralidad.

Un primer paso para aproximarnos a su captación,  corresponde a la elaboración de un mapa de inteligencia afectiva, de describir la imbricación de los procesos cognitivos y los afectivos. La Psicopedagogía debe identificar los elementos que forman los procesos cognitivos afectivos, y encontrar los cauces necesarios para enriquecerlos.

 Un segundo paso será la reflexión y la revisión de la literatura sobre este tema novedoso. Entre los investigadores en este sentido vamos  a mencionar a Martínez, que  identifica tres tipos de competencia que constituyen la inteligencia afectiva y que pueden mejorarla.

Son:

Competencia cognitiva

Competencia afectiva

Competencia conductual

 

Competencia cognitiva. "Es la capacidad para utilizar el pensamiento de forma eficaz y constructiva" Incluye los procesos mentales de compresión, razonamiento, abstracción, resolución de problemas, aprendizaje de la experiencia y adaptación al entorno y la Metacognición.

 

Competencia afectiva. "Es la capacidad para reconocer, expresar y canalizar la vida emocional" Es muy importante el equilibrio personal, la autoestima y la empatía, así como la metaafectividad o capacidad para conocer y gobernar los sentimientos que provocan los fenómenos afectivos.

 

Competencia conductual. "Son las acciones que realiza el sujeto a partir de su pensamiento y de su afectividad."

 

Estas tres vertientes operan entrelazadamente. Por lo tanto, el tratamiento educativo debe abordar las tres dimensiones y no se pueden olvidar los valores,  la ética, ya que el hombre por su propia naturaleza es un ser moral.

 

Tras el conocimiento de la influencia de las emociones en la inteligencia se defiende una educación de la inteligencia afectiva impulsora de reflexión, responsabilidad, libertad, creatividad, solidaridad y convivencia.

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